Yerno de maestra de Lomas de la Huerta, posible involucrado en su muerte
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MORELIA, Mich., 31 de enero de 2025. - El asesinato de la profesora Ma. Concepción, en Lomas de la Huerta, dio un giro inesperado. El crimen no fue producto de un asalto mal planeado, sino un homicidio estudiado previamente, incluso se deslizó la carta de la posible intervención del yerno de la víctima.
Así lo relató el Ministerio Público litigante al juez Noé Reyes Millán, autoridad jurisdiccional designada para deliberar la situación del detenido.
Gabriel P. M, no es el autor material, sino el conductor del coche en el que llegaron los encapuchados que dispararon a la profesora Ma. Conchita en 13 ocasiones. Los llevó, los siguió detrás de la camioneta-cuando ya tenían en su poder la KIA azul-, y después los recogió en la salida a Pátzcuaro, en Uruapilla, donde abandonaron el vehículo.
Gabriel no es una persona ajena por completo al círculo de la profesora Ma. Conchita, mantenía un contacto directo con Luis Alberto C., novio de Ivanna G, nada más ni nada menos que hija de la profesora.
El día del homicidio, Ivanna había invitado a su novio a pasar la tarde juntos con ella y su familia. Y así fue.
Según la causa 234/2025, Gabriel P. M., llevó a Luis Alberto C., a la casa de Ma. Conchita alrededor de las 15 horas, fue así como se habría enterado del vehículo que conducía y dónde vivían.
El detenido era conductor de Uber, pero, para evitar los impuestos, mantenía un vínculo con sus clientes frecuentes, así podría hacer servicios fuera de la plataforma. El 18 de enero le dio el servicio al novio de Ivanna y yerno de la profesora.
La tarde familiar transcurrió en el fraccionamiento El Toreo y después volvió la familia a su hogar, el que aparentemente ya era acechado por los involucrados.
El regreso a casa que no llegó...
En la camioneta KIA se encontraba Ma. Conchita, de 57 años, conductora; Ivanna G., hija, de copiloto; y, Luis Alberto C., en el asiento trasero.
Pasadas las 18 horas llegaron hasta el depósito para llenar un garrafón de agua Cielo, bajó Ivanna y su novio, caminaron de frente hasta poner el garrafón, fue entonces que comenzaron los gritos.
Era Ma. Conchita, pidiendo auxilio, clamando piedad.
"¡Tengan piedad!, tengo cáncer!", exclamó, relató el abogado. Aquellas palabras fueron tan fuertes que peatones que estaban cerca las recordaron puntuales al Ministerio Público.
No había aparente riesgo. Era una mujer enferma y desarmada. No tenía manera de defenderse. Sin embargo, aún así accionaron sus armas.
Ma. Conchita recibió 13 disparos, alojados en piernas, muslos, brazos, abdomen, pecho y rodillas. Uno, dos o máximo cuatro hubieran sido suficientes, por lo que añadió crueldad y exceso en el momento del crimen.
Con la camioneta y la profesora muerta, salieron huyendo, en tanto que el chofer los seguía a una distancia prudente, a bordo de un Chevrolet Aveo arena. Pero por alguna razón, hasta ahora no revelada, decidieron abandonar la camioneta en Uruapilla.
Al otro día, cuando el caso escandalizaba las redes sociales con el vídeo del hecho, Luis Alberto C., novio de Ivanna, se reunió con el detenido en el centro de Tacámbaro, donde le dio 80 mil pesos en efectivo.
Aquel pago fue observado por otro conductor de plataforma, un conocido en común con el yerno y el imputado.
Según lo señalado en la teoría del crimen de la Fiscalía, el testigo aseguró que aquel pago era para la compra de unas llantas, al menos así se lo refirió Luis Alberto C., al ateste.
Estos datos fueron presentados al juzgador Noé Reyes Millán, quien determinará si vincula o no a proceso al conductor como copartícipe en el delito de feminicidio y robo de vehículo, tipos penales imputados.