Un día en el Cristo Abandonado, un asilo humanitario
MORELIA, Mich., 28 de septiembre de 2023.- Jabones, pañales para adultos, medicamentos no caducados, artículos de limpieza y alimentos son los principales productos que necesita el albergue y asilo Hogar del Cristo Abandonado, el cual hace un llamado a la sociedad para que realice sus donativos en especie en Ocampo número 121, colonia Juárez, en Morelia, Michoacán.
Tuve la oportunidad de pasar una mañana con los abuelitos que habitan en ese recinto, y vaya que quedé impresionada con lo que pude presenciar.
Eran las 8:30 horas de un domingo.
—Dispense usted, ¿me podría dar otro taco, por favor..? —escuché decir cuatro veces a don Porfirio, uno de los habitantes del Cristo Abandonado.
La respuesta fue siempre oportuna y cálida, y los cuatro tacos le fueron servidos, acompañados por una humeante taza grande de café.
Sorprendente en verdad la manera en que los trabajadores brindan atención personalizada a cada uno de los abuelitos que ahí viven.
Y no todos comieron lo mismo, ya que había más opciones alimenticias que les preparó la señora Mary, quien fue la responsable de la cocina ese día.
Café en agua, café con leche, atole en agua o una buena avena con alguna pieza de pan dulce es una de las fórmulas más solicitadas.
Además de la señora Mary, están la enfermera Ana y otras tres personas para atender de la mejor manera posible a los abuelitos durante la mañana.
—Yo no quiero tacos. Yo quiero una torta de huevo —escuché decir a otra abuelita. Y, nuevamente, la petición fue atendida a cabalidad, en forma muy afectiva.
Al terminar su desayuno, los abuelitos son trasladados al patio o a su área de descanso, dependiendo del caso de cada persona.
Hay quienes caminan por sí mismos, pero hay otros que requieren apoyo para moverse porque están en silla de ruedas, y unos más que requieren apoyo incluso para alimentarse. La atención se les brinda a todos de acuerdo a sus necesidades.
A las 11 del día, la enfermera Ana, quien está al pendiente de ellos y de sus necesidades durante el día, me dice que ahora les daremos un plátano a cada uno. La mayoría los acepta, otros, los menos, no.
Al pasar al patio veo que también reciben atención de un fisioterapeuta voluntario, quien les brinda atención uno por uno, con mucha paciencia y conocimiento de su quehacer.
Se acerca la hora de la comida y se empieza a preparar el que será el platillo principal: corundas, con agua de papaya.
Antes de retirarme, veo una pared con fotos de abuelitos en el cine, en la playa y en diferentes lugares. Cuando es posible, me explican, los llevan de excursión.
En esta ocasión, varios de ellos estaban en Uruapan de paseo con la trabajadora social.
Me llevo una buena experiencia de haber pasado la mañana con los abuelitos del Hogar del Cristo Abandonado, y de haber visto por mi misma que les brindan la mejor atención posible.
Me platican que están abiertos a que cualquier persona sea voluntaria y asista a apoyar con las actividades y atención hacia estos abuelitos, y que vean por sí mismos la atención y trato que se les brinda.
Nunca están de más las manos extras para apoyar con la atención hacia los abuelitos. En caso de que esto no sea posible, los donativos en especie siempre son bienvenidos.
El albergue y asilo Hogar del Cristo Abandonado atiende al público en un horario de siete a 19 horas, de lunes a domingo.