No se sintió excluida la Iglesia por no ser invitada a toma de AMLO
MORELIA, Mich., 2 de diciembre de 2018.- La Iglesia Católica no se sintió excluida porque sus representantes no fueron invitados a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México ya que lo importante es el trabajo que puedan realizar juntos durante los próximos seis años, afirmó el obispo auxiliar de Morelia, Víctor Aguilar Ledesma.
“Las invitaciones se hacen a las personas que consideramos importantes o necesarias y si no hay una invitación de forma directa pues no lo tomamos a mal o que sintamos que no somos tomados en cuenta; la Iglesia en otros momentos ha tenido encuentros con él, encuentros directos como en la Conferencia del Episcopado Mexicano.
“A lo mejor ante los medios, él vio que no era conveniente que nos vieran juntos, si él lo juzga si está en todo su derecho, y nosotros también en reaccionar positivamente, no tenemos que sentirnos mal porque no hubo invitación. Lo importante no es estar ahí o no estar ahí, lo importante es que trabajemos juntos los próximos seis años”.
En rueda de prensa, Aguilar consideró que hay eventos significativos, unos más, otros menos y Andrés Manuel creyó que era más importante dar un momento a los pueblos originarios para hacer un ritual y entregarle el bastón de mando, lo cual no significa que haya un distanciamiento.
“Lo importante es lo que se pueda hacer en cuanto a trabajo conjunto para responder a necesidades, como la pacificación y la reconciliación, en lo que ha participado la iglesia y nos ha tomado en cuenta, esos son los momentos realmente importantes, lo otro de aparecer o no en la foto o no estar muy visibles no es lo más importante”.
En la rueda de prensa, el obispo auxiliar dio lectura a un comunicado en el que los obispos de la región manifiestan su disposición para dialogar y colaborar en lo que les corresponda para construir caminos de reconciliación, promoción y desarrollo humano.
“La transformación de nuestros pueblos requiere participación ciudadana, corresponsabilidad y generosidad constante, tanto de autoridades como de ciudadanos; es decir gobernar para la gente y con la gente. Un desarrollo humano integral supone que el gobernado sea sujeto partícipe del mismo, lo que implica que las autoridades sepan escuchar, reconocer e impulsar subsidiariamente a cada una de las comunidades que gobierna. En particular hacemos un llamado a impulsar a las regiones con mayores índices de violencia y pobreza”.