Nacimiento del Paricutín, pocos morelianos lo recuerdan
MORELIA, Mich., 16 de febrero de 2018.- El nacimiento y explosión del volcán Paricutín, así como el éxodo e historias de vida de quienes un 20 de febrero de 1943 salieron huyendo de su Patria, hoy se desdibuja de la memoria de los morelianos.
El 50 por ciento de lo residentes encuestados por Agencia Quadratín no pudieron recordar una sola historia sobre la explosión que sacudió para siempre la vida de quienes vivían en San Juan Parangaricutiro.
Por siete décadas y un lustro los historiadores, y cronistas, han registrados en libros, también la prensa, la historia de Dionisio Pulido habitante del pueblo de San Salvador Paricutín, descubridor del volcán más joven del continente americano.
“El susto de Pulido fue mayúsculo. Intentó poner a salvo la yunta de bueyes, montó a toda prisa su yegua y partió al galope rumbo a Paricutín, donde su esposa, sus hijos y amigos lo esperaban, tan asustados como él. Enseguida, Pulido y el jefe de la Tenencia se fueron a la cabecera municipal para dar cuenta de lo que estaba pasando a las autoridades, las cuales enseguida mandaron una comisión a verificar los hechos. Durante la noche, la gente apenas pudo dormir. Observaba con terror las erupciones incandescentes que se iban tornando violentas y rugientes”, escribió la historiadora Eulalia Ribera Carbó, catedrática del Instituto Mora para la número 23 de la revista BiCentenario.
Sin embargo, la historia de Dionisio Pulido este viernes no estuvo presente en la memoria de José Jesús, Josefina y Jaime, quienes no pudieron recordar que no se trató de humareda, sino de una explosión real. Del primer volcán que contó con testigos de su nacimiento.
“No, no recuerdo. Solo que hizo mucho humo” y “No, no recuerdo esa historia”, fueron algunas de sus expresiones, eso sí, sin evitar sentirse algo apenados por haber olvidado tal acontecimiento.
Los que pudieron recordar algo comentaron: “recuerdo que hizo explosión hace 75 años”, “la erupción fue un fenómeno que impresionó a todos que pudieron verlo” y “fue un evento increíble para quienes vivían allá”, comentaron, Lucía, Luis Jaime y Josefina.
Solo una persona de las encuestadas tuvo una historia que recordar… Dulce dijo: “por mi suegro, originario de Zacan, que esta a 12 kilómetros del volcán, me ha llegado a contar que todos tuvieron que salir huyendo porque comenzó a caer arena”.
Y es que a casi 75 años los adultos testigos, aun cuando fueran testigos visuales, o se hayan enterado por las noticias, hoy tendrían al menos 93 años, en el supuesto que tuvieran 18 en el momento de la explosión.
Aquel fenómeno natural alertó a todos los mexicanos, fue el centro de la noticia de medios locales y nacionales. Investigadores locales y extranjeros llegaron hasta la Meseta Purépecha para conocer al recién nacido.
Fue motivo de pinturas de los más reconocidos artistas plásticos de su época como Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, quien fue más de una vez a disfrutar del espectáculo visual del Paricutín, e inspiró a José Revueltas a escribir 11 cuartillas.
“Dionisio Pulido, la única persona en el mundo que puede jactarse de ser propietario de un volcán, no es dueño de nada. Tiene, para vivir, sus pies duros, sarmentosos, negros y descalzos con los cuales caminará en busca de la tierra; tiene sus manos totalmente sucias, pobres hoy, para labrar, ahí donde encuentre abrigo. Solo eso tiene: su cuerpo desmedrado, su alma llena de polvo, cubierta de negra ceniza.
El Cuiyutziro -águila, quiere decir en tarasco-, que fuera terreno labrantío y, además, de su propiedad, hoy no existe; su antiguo "plan" de fina y buena tierra, ha muerto bajo la arena, bajo el fuego del pequeño y hermoso monstruo volcánico”, escribió por entonces el reportero del Popular, el impreso de mayor circulación en la década de los años cincuenta.
Después de 11 cuartillas y 75 años de historia, el próximo 20 de enero el cumpleañero será recordado por sus mártires vivos, por quienes perdieron su patrimonio, salvo el poderosos Cristo de los Milagros, al que se le alude haber evitado la muerte de personas y hasta de sus animales.