Mercado de la Unión de Artesanos Cucupao, libre de intermediarios
QUIROGA, Mich, 6 de enero del 2018.- El mercado de la Unión de Artesanos Cucupao es un modo de subsistencia, donde unos 60 artesanos de Quiroga y sus familias venden sin intermediarios sus productos, señala a Quadratín el artesano Carmelo Torres López, quien es presidente de Vigilancia del mercado.
"Somos sesenta socios, las cabezas principales, y de ahí dependen nuestras familias que trabajan, nuestras esposas, nuestros hijos, porque también ellos fabrican artesanías", explica el hombre que debe rebasar más de 65 años, y que destaca por su afabilidad.
"Nosotros ya tenemos ahí más de 30 años, somos puros fabricantes de artesanías, el mercado se llama Cucupao", prosigue, y explica que la unión de artesanos lleva ese nombre porque así se llamaba la comunidad de Quiroga antes de llevar el nombre del primer obispo de Michoacán.
"Gracias a Don Vasco de Quiroga que también nos enseñó la artesanía, pero nosotros a la madera como en Santa Clara al cobre, como en Santa Fe la alfarería, a nosotros nos dejó la madera", acota el sonriente artesano.
Cada quien fabrica su artesanía, "y lo bonito de eso es que nos respetamos y nadie puede hacer la mercancía de otro", explica, "gracias a Dios nos damos abasto porque el mercado se ha ido promoviendo y es reconocido", indica mientras muestra a la cámara los tipos de máquinas tortilleras de madera que hace y en lo que se ha convertido en un especialista.
El artesano hace un conteo aproximado de personas que se benefician con el mercado. Dice que trabajan alrededor de 10 personas por cada uno de los talleres, por lo que se benefician sobre 600 personas de manera directa, además se generan algunos otros trabajos, los cuales les dan a las personas del pueblo, cuenta.
Deja en claro que la mercancía que se exhibe en el mercado está a consignación; cada uno de los artesanos deja sus piezas, y al costo se le agrega un 10 por ciento para poder pagarle a los empleados que lo atienden, y cada uno de los socios cuida el mercado un día, se van turnando hasta completar los 60 artesanos y todo comienza otra vez.
"Nosotros no somos revendedores ni compradores, somos fabricantes", reitera Carmelo. "Yo hago mis máquinas y otra persona no puede hacer mis máquinas, otra persona hace juguete y otro más no puede hacer juguetes", remarca sobre el acuerdo tácito.
"Nosotros los artesanos, la verdad, tenemos mucha imaginación", dice, y asegura que hay una persona constructora de "unos carritos tan bonitos unos tractores bien detallados". Y él mismo ha innovado; explica con detalle las máquinas que ha realizado e informa que está por sacar una máquina que hará gorditas, "como artesanos vamos inventando lo que la gente nos va pidiendo, y sí se va vendiendo, se vende mucho".
Son muy respetuosos con toda la gente, incluyendo a los bodegueros, a los intermediarios, porque ellos compran su mercancía y también le dan trabajo a mucha gente, reconoce Carmelo, quien manifiesta que en ocasiones los visitantes llegan a los talleres porque ahí mismo en el mercado les dan los datos para llegar, y ahí les pueden mejorar los precios a los compradores, y éstos les pagan al contado para poder comprar los insumos.
Se despide el artesano, que en sus tiempos libres ameniza fiestas porque tambien es mariachi. Tiene que irse "a poner guapo", dice, a ataviarse de mariachi. Antes de tomar su camino, dice que en Quiroga solo hay dos Carmelos, el de las carnitas y el del mariachi.