Llama Arzobispo a reivindicar humildad de Cristo para revertir violencia

MORELIA, Mich., 13 de abril de 2014.- Además de la tradicional visita a los siete templos que durante todo el día realizaron los fieles católicos, como parte de las actividades religiosas de Semana Santa, este Jueves Santo la Arquidiócesis de Morelia celebró la Misa Crismal en que se santificaron los santos óleos que se usarán en el año, y la Última Cena en que, el arzobispo Carlos Garfias, representó la escena en que Cristo lavó los pies a sus discípulos.
"Vivamos en la humildad que Cristo nos enseñó; vivimos tiempos complicados de guerra en los que necesitamos replantearnos los principios de la eucaristía y el sacerdocio que nos dejó Jesús; recuperemos la paz, ante la violencia demos testimonio de humildad, amemos y reconozcamos al otro y sus virtudes", dijo el arzobispo.
La liturgia para la misa crismal fue celebrada por el arzobispo de Morelia Carlos Garfias Merlos, quien, en este acto de renovación de los votos sacerdotales santificó los santos óleos que se usarán en el año para celebraciones bautismales, confirmaciones y unciones de enfermos; también se santifican los óleos que se usarán para las ordenaciones sacerdotales.
De acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el relato bíblico, el Jueves Santo se configura, junto con la Última Cena y el lavatorio de pies, como la confirmación de una entrega que se inició cuando Jesús asumió las condiciones de hombre para buscar la liberación plena de toda persona, y es, este día, señalado como “el día por excelencia del amor en todas sus facetas”.
Según el relato histórico, enmarcada en el contexto de la Pascua Judía, Cristo celebra la Nueva Pascua que otorga salvación plena para todos los hombres. El servicio como señal del discípulo se manifiesta en el lavatorio de los pies, que simboliza y llama a la humildad que los cristianos deben manifestar en imitación de Jesucristo.
La CEM define el Jueves Santo como el día por excelencia del amor en todas sus facetas: servicio, sacrificio, donación y participación, por lo que asume que se debe vivir el Jueves Santo contemplando a Jesús como un pan partido para sus discípulos, que llevará a cada uno de los comensales a desear también ser fuente de vida.
Visita a los siete templos
En el Jueves Santo los fieles católicos realizan la llamada visita a los siete templos, y que, de acuerdo a la tradición de la Iglesia Católica occidental, es una emulación de los siete puntos que visitó Jesucristo antes de su llegada al Calvario:
Primero, desde el Cenáculo hasta el huerto de Getsemanía, donde oró y sudó sangre. Segundo, desde el huerto, donde fue detenido, hasta la casa de Anás, donde fue interrogado y recibió una cruel bofetada.
Tercer punto: casa de Caifás, donde fue escupido y padeció graves injurias y dolores toda la noche. Cuarto: casa de Pilato, el gobernador romado donde fue acusado por los judíos con muchos falsos testimonios.
Quinta: palacio del rey Herodes, donde fue escarnecido por él y toda su soldadesca.
Sexto: De vuelta a casa de Pilato, donde fue azotado, coronado de espinas y escarnecido y condenado a muerte. Y séptimo, de casa de Pilato al monte Calvario llevando a cuestas la cruz en la que fue crucificado.
Gustavo Peregrino, fiel devoto originario de Guerrero, comentó que anualmente celebra la Semana Santa como un periodo de reconciliación y reencuentro con Dios, aunque reconoció que la humildad es una virtud que debe fortalecer en su vida.
Con él coincidió Margarita López, quien señaló que toma con mucha devoción el Jueves Santo, y que la visita a los siete templos representa los siete dolores de la virgen María, por lo que dijo que debe realizarse el recorrido; ella admitió que la humildad es un valor que debe practicar y arraigar en su vida.
Originario de Sahuayo, Luis Fernando Villanueva de dijo devoto por convicción y tradición, por lo que en la Semana Santa realiza el tradicional recorrido por los siete templos; con relación a la humildad manifiesta por Jesús en el lavatorio de pies, dijo que es una virtud que debe fortalecer en su vida cotidiana en apego al mandamiento cristiano.