Fiesta de los Judas, tradición de Pajacuarán
PAJACUARAN, Mich., 15 de abril de 2107.- Cuentan que el sacerdote Secundino Bautista en el año mil ochocientos se dio a la tarea de evangelizar a los habitantes del lugar –indígenas en su mayoría- mediante la sincronía de danzas y ritos que ofrecían a sus dioses en base a los ciclos agrícolas generalmente, con el misticismo cristiano, lo que resultó en la fiesta de los judas que aún se celebra en el municipio y le ha dado identidad dentro y fuera del lugar.
Pablo López Patiño, participante de esta celebración y miembro del equipo de comunicación social de la presidencia explica que esta fiesta “única en su modalidad” inicia el domingo de ramos. Los judas participantes recorren el municipio hasta el miércoles de la llamada semana santa y culmina con el concurso de los judas el domingo de resurrección.
Relatos de los propios habitantes del municipio señalan que el mencionado sacerdote vio en los trabajos artesanales de los indígenas del lugar, con los cuales se adornaban para realizar sus danzas, una buena oportunidad para lograr esta fusión de culturas y aceptarán el cristianismo como religión única.
El éxito de esta estrategia colonizadora puede apreciarse hasta nuestros días, pues si bien al paso del tiempo, se han modificado materiales en las vestimentas, tela y máscaras, la ironía indígena como forma de resistencia persiste y resulta todo un espectáculo para propios y extraños, la presencia de estos judas ataviados con huarache, medias, máscaras y una túnica que en forma de capa les cubre la espalda, además del infaltable Chirrión que van haciendo sonar durante sus caminatas.
En toda familia pajacuarense hay un judas de corazón, dice Pablo López y con esta sentencia deja clara la importancia que para la los habitantes de este lugar tiene esta celebración. Es un orgullo para las familias que uno de sus miembros participe como judas, desde hace algunos años también se han incorporado niños, que no participan en el concurso final, pero si en mantener viva la tradición.
Existen relatos que hablan de los primeros años donde los judas entraban a las casas, se llevaban la comida y luego la depositaban en un sitio en la iglesia, para que los dueños de ella pagaran una multa, con lo recaudado se pagaban las actividades de la semana santa.
Con todos estos antecedentes, no es de extrañar que las vestimentas de los judas sean de una belleza excepcional en la que se conjugan los bordados y brillo propio de los atuendos indígenas combinados con la sobriedad de la celebración cristiana. Este domingo se celebrará el concurso de los judas en el que habrá unos treinta participantes ya que no todos los que participan de la celebración se inscriben como concursantes y con ello culmina una importante celebración que de paso ha permitido un gran número de visitantes al lugar con los beneficios que esto representa para la población y sus alrededores.