Expropiación petrolera, modelo que debe adaptarse a la realidad actual
MORELIA, Mich., 18 de marzo de 2021.- A 83 años de la Expropiación Petrolera, México requiere, en materia energética, de una proyección de estado que trascienda los intereses político electorales y los sexenios, para buscar garantizar la sustentabilidad y la sostenibilidad del país en un entorno global donde la tendencia es la migración de una economía fundamentada en el petróleo y las energías fósiles al empleo de energías limpias, con un menor impacto en el medio ambiente, refirió Alejo Maldonado Gallardo, profesor investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Considerada como un parteaguas, un hito, en la historia nacional, la Expropiación Petrolera, uno de los emblemas de la administración de Lázaro Cárdenas del Río al frente de la presidencia de la república, es hoy en día más que la conservación de la rectoría pública de los recursos del subsuelo, es un modelo extrapolable a la realidad actual, que exige una planeación fundamentada en la atención de las necesidades de la población, el cuidado del medio ambiente, la suficiencia energética y la adaptación ante los cambios que experimenta la economía global, para conducir hacia un bienestar común y consolidar un proyecto de nación.
“Hoy en día tenemos que pensar no en el beneficio individual, sino en la sociedad, en todos los connacionales, tiene que ser un ejercicio de estado, una proyección de estado, y no a cuatro años, si no a 30, 40 o 50 años, donde se evalúe cómo estamos hoy y cómo estaremos en 50 años, cuál es el país que necesitamos”, refirió Maldonado Gallardo.
Sin embargo, agregó, “el problema es que los gobiernos han proyectado por sexenios, pensando en las siguientes elecciones; el gobernante debe aprovechar la planeación, se pueden hacer cambios, modificaciones, enriquecer la planeación, pero son políticas de estado, no ocurrencias del momento, que realmente prevean el desarrollo del país, eso es lo que se buscó con la Expropiación Petrolera, que el estado manejara los recursos naturales del subsuelo, antes en manos de compañías privadas extranjeras, y, previo a la reforma impulsada por el expresidente de México Carlos Salinas, también la superficie, con la creación de los ejidos”.
Alejo Maldonado explicó que, contrario a la tendencia de la historia reciente, “las políticas de la Revolución Mexicana fueron planificadas y con Cárdenas del Río fue el boom de esta forma de proyectar, que le ganó el respaldo de los ciudadanos; caso contrario fue el de Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, cuyas órdenes ejecutivas eran impredecibles, lo que soló, lo que se le ocurrió, veía moros con tranchetes”.
En un momento histórico donde el petróleo, que ha sido símbolo de la soberanía y el nacionalismo mexicanos, es reemplazado como base de la producción mundial por energías alternativas, ante la contingencia climática y ambiental que desde la Revolución Industrial se ha agudizado, México necesita de reglas claras, regulación y vías para llevar a cabo de manera exitosa la transición.
“Es una política de supervivencia, se requiere de las energías limpias, que, en realidad, también contaminan, aunque en mucha menor proporción que los combustibles fósiles, tenemos que buscar alternativas, no hay vuelta de hoja”, expresó el profesor investigador nicolaita.
La figura de Lázaro Cárdenas, asociada para la posteridad con la nacionalización de los recursos del subsuelo, es ahora un indicador no de la línea de la política energética, sino de la forma de construir esa política energética, con visión a corto, mediano y largo plazos; desde un proyecto de estado, y con mira en el bien común.
“Cambian las políticas con el paso de los años, se hicieron cosas que en su época eran necesarias y eran las alternativas disponibles, pero las épocas cambian, el país y el mundo tienen otras necesidades y hay otras opciones, más baratas en costos económicos, ambientales y sociales. Hoy se tiene mucho temor a la iniciativa privada, por los señalamientos de corrupción y por sacar provecho, y así es en muchas ocasiones, pero no se puede gobernar pensando con las tripas, Lázaro Cárdenas no pensaba con las tripas, resolvía de manera institucional, y con qué se mantiene el gobierno, con buenas obras”, precisó Alejo Maldonado.
El 18 de marzo de 1938 se llevó a cabo la Expropiación Petrolera, una iniciativa del gobierno federal, a cargo de Cárdenas del Río, ante los bajos salarios que las petroleras privadas extranjeras que aprovechaban los yacimientos nacionales pagaban a los trabajadores mexicanos, y los reducidos ingresos que captaba el erario público por estas actividades.
Si bien México enfrentaba condiciones económicas y sociales complicadas y recientemente había sufrido los embates de la depresión de 1929, que tuvo alcances internacionales, la nacionalización del petróleo “era necesaria”, y contó con el respaldo de las clases populares, pero también de la clase alta.
“Tenemos fotografías de esos años donde se ve a la gente acudir a los comités de apoyo que instauró Amalia Solórzano Bravo, la primera dama, ya que aunque la deuda del petróleo era del país, la población no dudó en contribuir, llevaba sus prendas, hasta gallinas y pollos”, recordó Maldonado Gallardo.
La Expropiación Petrolera fue el cierre del ciclo revolucionario en México y una de las más destacadas políticas del período cardenista, actualmente estandarte de la lucha social, al ser fundamento del nacionalismo mexicano.