Disfrutan niños morelianos su día en el bosque Cuauhtémoc
MORELIA, Mich., 30 de abril de 2024.- A veces se escucha que a alguien le gustaría volver a ser un niño, quizá porque había menos presiones, porque era más fácil encontrar la belleza de la vida, porque el juego era la constante, por todas las razones. Las niñeces buscan la alegría constante, ríen con facilidad, y se hacen amigos de otros como algo cotidiano.
En el bosque Cuauhtémoc, uno de los pulmones de la ciudad, este 30 de abril es también un pulmón para los adultos. Los chiquillos se trepan, se arrastran, brincan y corren porque tiene energía, porque tienen las ganas de sobra, ganas que a veces se contagian.
Alicia, una pequeña de ocho años, cuenta a Quadratín que está en compañía de su prima y han ido al parque a jugar. Estuvieron en una pijamada "y como yo vivo con mis abuelos, pues ya fuimos al bosque". Como cualquier niño, lo que más le gusta es jugar y si la llevan al bosque todavía mejor. En su casa juega a las escondidas, a la cocinita y con sus muñecas.
Regina, prima de Alicia, quien tiene 12 años, dice que le gusta ser niña porque juega y hace travesuras. Cuenta que cuando juega, desordena muchas cosas y su mamá termina por llamarle la atención. Se va a subir a las tazas y a la oruga, que son los juegos que más le gustan del bosque Cuauhtémoc.
Los niños salen por todos lados, se corretean, van gritando. Entre tanto alboroto, un niño de ocho años de nombre Santiago, asegura que le gusta jugar a la rueda de San Miguel, y también le gustan los columpios y subirse a la resbaladilla. El niño, que va acompañado de su abuela, asegura que sí sale a la calle a jugar fútbol con sus amigos de la cuadra, y casi no usa el teléfono.
La niña Jatziri, de siete años, quien acaba de bajarse de un juego, asegura que le gusta jugar mucho con su hermana Cami, y juegan a las escondidas o a las traes, además juega con sus muñecas. Ahí, en los juegos del bosque Cuauhtémoc, le gusta mucho subirse a las motos y a la oruga. En la escuela también juegan a las escondidas, a las traes o a los zombis.
Cristofer ya tiene 11 años y va en sexto de primaria. Cuenta a este medio que se divierte jugando con sus amigos. Dice que quiere aprovechar su edad para divertirse porque después ya no lo podrá hacer. Llegó al bosque junto a su abuela y a otros primos, van a pasar la tarde jugando.
El niño de 11 años expone que en su escuela hay charlas para no tener accidentes, sin embargo, él se reconoce como un niño travieso, "una vez nos iban a expulsar, pero ahí aprendimos que no teníamos que hacer eso, porque podemos ocasionar accidentes en el recreo".