Diego Medina, campeón del Certamen internacional de escuelas taurinas
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MORELIA, Mich., 29 de enero de 2025.- El novillero moreliano Diego Medina la hizo. Y la hizo a lo grande. Porque se alzó como el máximo triunfador de la Feria de San Cristóbal, Venezuela, al estructurar una faena de alarido bajo torrencial aguacero, cortar dos orejas y escuchar fuerte petición de rabo. El discípulo del matador Pepe López convenció a la concurrencia, fue paseado a hombros y, en ceremonia protocolaria, recibió el trofeo que lo acredita como campeón absoluto del II Certamen Internacional de Escuelas Taurinas, marco en el que, además, tuvo su presentación y debut como novillero sin picadores.
Aclamado por el público en premio a su lo artístico de su faena, Diego Medina no se arredró ante sus poderosos competidores. En la final del certamen se midió con el francés Víctor, quien cortó una oreja; el venezolano Santiago Guerrero, vuelta al ruedo; el colombiano Eduardo Valenzuela, mismo que salió con las manos vacías; y el también venezolano Verardi, coletudo que tampoco tocó pelo. El ahora novillero michoacano sobrepuso a la adversidad de un aguacero que caía a cantaros, a la arena encharcada y resbalosa, a los resabios que traía el novillo de la ganadería El Rocío y a la clara y entendible preferencia de un sector del respetable en favor de los profesantes locales.
Allí, en tierras venezolanas, Diego Medina volvió a ser aquel chaval de grandes virtudes que nos mostró de niño, otra vez expandió el carisma con el que se echa al público a la bolsa y, allí, en San Cristóbal, lo logró a la manera de las grandes figuras, porque fue aclamado y llevado en andas fuera del redondel, donde la gente lo esperó para hacerle sentir su beneplácito, su reconocimiento y su admiración. Y él, Diego, supo lo que es paladear las mieles del triunfo en tierra ajena. Después, a la hora de recibir los premios: el trofeo que lo acredita como campeón del II Certamen Internacional de Escuelas Taurinas realizado en tierras de César Girón, Leonardo Benítez y Jesús Enrique Colombo, fue tratado con grandes deferencias.
En lo sucesivo el joven coletudo moreliano tendrá incursiones en España, Francia, Venezuela y Colombia con la intención de prepararse a ciencia y conciencia, así como continuar con su carrera de novillero sin caballos. Y, claro, hará mucho campo bravo en nuestro país, donde ahora mismo tiene abiertas varias puertas, gracias a las invitaciones que le ha hecho el matador español Juan Ortega, quien algo habrá visto en ese chaval que está llamado a luchar incansablemente para que un día pueda alcanzar su sueño de convertirse en torero con todas las de la ley. Mientras tanto, su camino ya empezó, tiene mucho sendero por recorrer, lo bueno es que está en la ruta correcta. Así sea.