De la adversidad a la prosperidad: Fabi Mejía y su historia de superación
MORELIA, Mich., 24 de enero de 2025.- En medio de la pandemia, Fabi Mejía tuvo que hacerle frente a la condición médica grave de su pareja. Las deudas se acumulaban, los gastos eran insostenibles y el dinero nunca rendía, fue en medio de la crisis que descubrió los bazares y así logró superarse.
Fabi es una de las tantas historias de éxito de quienes lograron emprender y obtener recursos con un trabajo digno en los bazares.
Entre los múltiples toldos que hay en la plaza del Carmen está el de Fabi, una exprofesora de preescolar. Una sobreviviente de los proyectos, sobreviviente porque, aunque no lo crean, durante un año trabajó con la promesa de que le iban a pagar.
Han pasado casi tres años desde que inició en los bazares y ahora depende de su disciplina y paciencia, no de un favor para que le paguen.
¿Cómo llegaste a los bazares?
“Fue al estar pasando por una etapa muy difícil. Mi esposo estuvo muy delicado de salud por cuatro años, era de gravedad, y yo no podía tener un trabajo fijo. Su familia es de fuera y estábamos solos, entonces yo sola tenía que hacerme cargo de sus cuidados”, declaró.
Al no saber en qué momento su pareja iba a requerir ir al médico, Fabi no podía tener un trabajo fijo. Ambos dependían entonces del salario que recibía de la empresa y el seguro por estar recibiendo tratamiento.
“A veces teníamos que irnos dos o tres veces a la semana a urgencias. Podía ser en la tarde, noche o madrugada, ahí hay hora de entrada pero no salida. Se nos juntaron los gastos de servicios médicos, tratamientos y los de la casa. Todo lo que ingresaba se nos iba, así como llegaba se iba”, recordó con cierta amargura, pero a la vez tranquila porque la condición de su esposo y ella mejoraron.
Con los gastos encima, y el tiempo en la sala de espera de los hospitales, “comencé con algo sencillo, con pulseras de bisutería. Algo sencillo, pero llamativo, fue así que comencé a apoyar con los gastos del tratamiento de mi esposo”.
A lo largo de un año logró mejorar su técnica con la bisutería y buscó un espacio en los bazares, algo que no sólo la sorprendió, fue justo lo que necesitaba para cuidar de su pareja y trabajar.
“Me enamoré de los bazares, hay buenos resultados y también buen recibimiento. En febrero cumplo tres años de estar aquí. Es como en todo negocio, tiene sus temporadas altas y bajas. Es cuestión de constancia y paciencia, de mucha paciencia, porque uno no sabe los gustos de los clientes”, refirió.
A diferencia de otros trabajos, Fabi encontró en el bazar a amigos que son solidarios. Si tenía que salir de emergencia a ayudar a su pareja, sus compañeros le cuidaban el changarro y hasta le ayudaban a vender sus productos. Lleva con ellos tres años y desde entonces ha logrado diversificar sus productos, ya no sólo es bisutería que ella hace, ahora hay cadenas, aretes y anillos de acero inoxidable.