Cultivo de peces, alternativa económica y de mejora a la nutrición
MORELIA, Mich., 1 de septiembre de 2018.- En el Laboratorio de Biotecnología Acuícola y Acuicultura de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se estudian cuáles son los alimentos adecuados para que el pez blanco y otras especies de importancia económica, como el robalo y la tilapia, se reproduzcan en cautiverio, lo que repercutirá en una mejor alimentación de las poblaciones humanas y en el desarrollo de la acuicultura como una actividad productiva que mejore sus condiciones sociales.
En el último número de la revista Ciencia Nicolaita, el grupo de investigadores que forman parte de este laboratorio, encabezado por el doctor Carlos Martínez Palacios, explican en un artículo que actualmente el pescado representa actualmente 17 por ciento de la proteína de origen animal consumida en el mundo y que en los países de vías de desarrollo se produce 75 por ciento del que se consume en el mundo.
Sin embargo, “para dar respuesta a la actual demanda de productos pesqueros la acuicultura tendrá que duplicar la capacidad de producción de 67 millones de toneladas que se producen actualmente en alrededor de 140 millones de toneladas para 2050”, lo que ayudaría a mitigar el problema de nutrición y la falta de alimento que se pronostica para entonces.
Uno de los retos para que ello sea posible consiste en reducir al máximo la dependencia de la alimentación de los peces de harinas y aceites de origen marino, así como evitar la contaminación del agua y las fugas de peces depredadores cultivados hacia aguas naturales.
Además, “la gran mayoría de peces cultivados en México dependen de huevos, crías y líneas mejoradas del extranjero, como es el caso de la trucha arcoíris, carpas, bagres, tilapias, etcétera”, lo que aumenta el precio de producción.
Explican los investigadores que en el país se importa y consume alrededor de cuatro veces más de tilapia asiática al año de la que se produce en cultivo en México y una cantidad similar de Bagre Basa.
Una de las tareas en las que se enfoca este laboratorio consiste en determinar cuáles pueden ser los alimentos que no hacen daño (inocuos) y que son nutritivos, para cultivar diversas especies de peces, sobre todo las nativas, entre las que se encuentra el pez blanco, la cual puede convertirse en una fuente alimenticia rica en proteína que puede contribuir a que las poblaciones humanas más pobres tengan una mejor nutrición.
Además de su importancia cultural para Michoacán, “se ha determinado también que el pez blanco es un organismo capaz de sintetizar y acumular altas cantidades de ácidos grasos, particularmente el ácido docosahexaenoico, esencial para la salud humana”.
Por ello en este laboratorio se ha logrado reproducir este pez en cautiverio y establecer la primera planta piloto de cultivo de esta especie. Gracias a que su alimento no contiene harina ni aceite de pescado, la acuicultura de esta especie no tendrá un alto impacto ambiental.
Luego de diversos estudios, los investigadores proponen la reintroducción de diversas especies de peces que desaparecieron a partir de la construcción de presas, como es el robalo y las lisas, de alta importancia económica y nutricional. Sugieren la construcción de escaleras migratorias que permitan que lleguen a las partes más altas de los ríos como lo hacían anteriormente. Ello atraería también a quienes se interesan en la pesca deportiva, lo que fomentaría el turismo.
Además, el robalo consume al pez armado o pez diablo, una especie invasora que por su abundancia representa un problema en la presa Adolfo López Mateos, mejor conocida como Infiernillo, que se ubica en los límites de Michoacán y Guerrero.
Otra especie que aunque no es nativa tiene alta importancia económica es la tilapia, que es la más cultivada en el mundo y que puede representar una importante fuente de ingreso para las familias que viven en las cercanías de ríos y presas.
En el LAMNDA, primer laboratorio nacional de la UMSNH, se produce el conocimiento y desarrollo biotecnológico de especies nativas con potencial acuícola que puede ser aprovechado para diseñar estrategias públicas para mejorar la economía y alimentación de la población.