Crisis de niños migrantes no cesa en México
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CIUDAD DE MÉXICO, 5 de febrero de 2017.- Salió de Tegucigalpa, Honduras, cuando tenía 12 años. Iba solo. “Venía huyendo de la pobreza, de la violencia, de los Mara [Salvatrucha]”, dice Antony Josué Manzanares.
De acuerdo con El Universal, relata que caminó hacia Corinto, en El Salvador, de ahí cruzó a Guatemala. Luego llegó a Chiapas, donde estuvo un tiempo en San Marcos. Se subió a La Bestia, el tren que lo llevó hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas.
“Cuando me subí a La Bestia, ahí sí que empecé a tener miedo, porque había escuchado de los tales Zetas. El tren iba muy rápido, me ayudó un coyote. Él me iba haciendo el paro, no me cobró nada, sólo lo ayudé con las maletas; luego vinieron unos hombres que me iban a agarrar, según para quitarme los órganos, pero corrimos hasta atrás del tren. El muchacho me defendió y de ahí nos llevaron hasta Lechería, y llegamos a una casa donde nos bañamos (…). Corres muchos peligros cuando vienes de allá, y luego me caía la noche y me quedaba dormido.
“Yo iba arriba de un vagón, sentía que me ahogaba en los túneles, porque eran muy largos, y entre el humo del tren y la oscuridad sentía que me asfixiaba porque el tren tardaba en salir del túnel; así duré como un mes viajando. Sabía que en La Bestia moría mucha gente, pero a mí me gusta lo extremo, y dije: ‘Voy a intentarlo, no todos corremos con la misma suerte’.
Con información de El Universal