Chencha y Faustina, las viudas de Bantú
CIUDAD DE MÉXICO., 7 de agosto de 2016.- Chencha es una gorila de 31 años, 1.55, y posee una fuerza brutal, pero su timidez progresó hace siete años. “Siempre, como las de su especie, buscó refugio detrás de su macho llamado Chato, un simio fulminado una tarde del invierno de 2009 (en el Zoológico de Guadalajara) a causa de fibrosis miocárdica, un padecimiento en que los músculos del corazón pierden fuerza para irrigar sangre”, dice Luis Soto, especialista del área de primates del zoológico, mientras Chencha mira a cierta distancia al reportero y mejor se va lejos, a la piscina, donde luego jugará con manotazos en el agua hasta derramarla.
En cambio, Faustina, hija de Chencha y Chato, más alta y con cinco kilos de peso menos que su madre se ha quedado en la orilla del exhibidor de mil 500 metros en una postura casi sensual: tendida sobre un pasto creciente y con la cabeza detenida con una mano y codo en ángulo de 90 grados. “Bueno, ella nació aquí. Siempre ha sido el centro de atención porque fue la sensación; le gusta que la volteen a ver, le gusta que le hablen, le gusta que le den de comer en la boca”, dice Soto como para justificar la soltura de Faustina de 22 años, quien a esta hora de la mañana mastica una rama de árbol. No nos quita la mirada en un buen rato.
De acuerdo con El Universal, Luis Soto es veterinario, entró por primera vez al zoológico en un curso de verano cuando tenía cuatro años de edad y regresó en cada periodo vacacional. A los 17 años empezó a ayudar en el aseo, actividad que combinó con sus estudios. En la U de G estudió veterinaria, luego el zoológico lo apoyó para estudios en el extranjero. De los 13 años que lleva de trabajo, sólo el primero no estuvo en el área de primates, lo que lo hace que hoy sea uno de los mejores especialistas de simios en el país. Al morir Chato, la tristeza lo invadió por el cariño que llegó a desarrollarse entre ellos. Chencha y Faustina se deprimieron.