Celebra Iglesia 249 aniversario de seminario en Morelia
MORELIA, Mich., 29 de septiembre de 2019.- Hoy con mucha alegría y llenos de gratitud celebramos en el y con el Seminario de Morelia el 249º Aniversario de su fundación, fiesta que se une con la Solemnidad de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Indica un comunicado que un día como hoy en 1770 bajo el gobierno pastoral de Mons. Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, se erigía e iniciaba solemnemente nuestro Seminario. Invito a todos a unirse a esta alegría y acción de gracias, pues todos somos parte de él: formadores, seminaristas, bienhechores, y todos los que pertenecemos a esta Arquidiócesis de Morelia.
En esta Solemnidad, pidamos a Dios para que nuestro Seminario siga formando pastores que cumplan fielmente su misión como los Arcángeles. Los Arcángeles anuncian cosas de gran trascendencia.
San Miguel, el poderoso príncipe nos anuncia que Dios defiende al hombre del pecado; San Gabriel, el que anuncia a María como madre de la Iglesia, que Jesús es el Mesías y nos comunica que “nadie puede dar muerte a nuestra alegría”. San Rafael, el peregrino que nos acompaña en el camino y nos dice que la luz del mundo nos ilumina.
Ellos son los siervos de la Gloria del Señor que nos protegen en el cielo y en la tierra. En este 249º Aniversario de nuestro Seminario, llenémonos de alegría y pidamos a Dios por nuestro Seminario, por sus formadores, especialmente por sus seminaristas para que sean valientes en su vocación y sigan su proceso de formación, se dejen guiar en su caminar, amen a esta Casa de Formación y se preparen para ser futuros pastores a la altura de nuestro mundo de hoy.
En el marco de la fiesta moreliana del 30 de Septiembre por el 254º Aniversario del Natalicio del Siervo de la Nación, -sacerdote formado precisamente en el Seminario de Morelia-, quiero invitarlos a descubrir el legado de Morelos, quien quiso cambiar la realidad compleja que vivió, en la que prevalecían los privilegios de unos cuantos, y en su lucha siempre encontró las resistencias de quienes no querían perderlos, de quienes no querían que todos los mexicanos fueran iguales, de quienes no querían cambiar.
José María Morelos fue un sacerdote, quien más allá de sus cualidades y limitaciones humanas sirvió de instrumento a la Providencia para unirse al movimiento de la Independencia Nacional y favorecer así la Constitución de la nueva Patria Mexicana. Como creyente, luchó por los valores de la libertad y la igualdad, y dio voz al reclamo de justicia de un pueblo sumido en la pobreza y la opresión.
Gracias a hombres como él, los anhelos de libertad y autodeterminación, siempre presentes en el corazón humano, dan siempre la esperanza de una mejor sociedad, buscando la igualdad y aboliendo privilegios y castas, aunque sea dentro de una difícil situación política, económica y social. La lucha de Morelos se forjó en la adversidad.
También hoy como en aquellos tiempos y como siempre, la adversidad ocurre cuando se impulsan cambios profundos, las resistencias vienen de quienes no quieren perder sus privilegios, y de quienes creen que no todos merecemos las mismas oportunidades. La lucha de Morelos también nos recuerda que una vez que inicia el cambio por la igualdad, la libertad, la justicia y la fraternidad, no importa la fuerza de las resistencias: la transformación es imparable.
Igual que Morelos, sigamos poniendo nuestro granito de arena para defender la paz y la democracia, como las únicas condiciones aceptables para lograr cualquier cambio.
El clamor del Siervo de la Nación sigue siendo vigente en nuestra sociedad, su clamor de justicia social sigue siendo el nuestro, sus palabras y sus Sentimientos de la Nación siguen siendo nuestra guía, sigamos con aliento animoso y sin temor alguno, en la defensa de las causas más justas. Sigamos promoviendo los derechos humanos, y mediante el diálogo sigamos luchando para vivir mejor y en paz.