Al grito de ¡muchachas y muchachos!, inicio el festejo del Adulto Mayor
MORELIA, Mich., 26 de agosto de 2018.- Al grito de ¡muchachas y muchachos!, arrancó el toquín.
Tres chavales, no tan chavales, fueron suficiente para meter ruido.
La entrada fue leve.
Algunas pistas del maese Ray Coniff alentaban a los asistentes.
Así comenzaban los festejos del Día del Adulto Mayor.
El Sistema DIF estatal y su directora, Rocío Beamonte habían preparado un pequeño, pero sustancial agasajo para los jefes, los meros jefes, del cantón.
Pozole, blanco y rojo, corundas, atole, arroz con leche, aguas frescas, tamales, ceviche de brócoli y panes, fueron el menú ofrecido.
Aquí no se ven los años, solo puro corazón, mezclado con harta experiencia, y porque no decirlo, pasajes de sufrimientos, soledades, pero también de satisfacciones y felicidades.
Ese stock, al menos, es lo que todo adulto mayor debió registrar en su vida.
Poco a poco, los jefes se animan; se prenden.
Hay música de todos y para todos.
Pero lo que realmente prendió fue La Bola, esa música cumbiabera que levanta al más indeciso y frívolo para eso de la bailada.
En culebra, en círculo, uno a uno, frente a frente, sueltos, pegados, no importó como, pero todos bailaron.
Son hombres y mujeres vitales del alma, del corazón, aunque aunque en lo físico, los bastones a.un costado de las sillas dan muestra de que ese viejo adagio de que el tiempo no perdona, es más que cierto.
Ahí estaban, abuelitas y abuelitos, con lentes y sin lentes, con mezclilla o con falda, con zapato de piso o zapatilla, no importaba, se rifaban en la improvisada pista de baile del pie de.lss escalinatas del Samuel Ramos.
Y ahí, entre la multitud, un hombre moreno, botin blanco, tacón cubano, camisa blanca, pantalón perfectamente planchado y sombrero de ala corta, agarra a su pareja con clase, estilo y elegancia.
Hoy, estos datos mayores tuvieron la oportunidad de ser festejamos, pero allá, afuera, hay miles, quizá millones que enfrentan una condición de abandono, de pobreza y, quizá, de violencia y maltrato.
De acuerdo con Abdías Toledo, delegado del Instituto Nacional para los Adultos Mayores, en el país existen más de 13 millones de ellos muchos de los cuales.enfrevtan severas carencias.
Pero la preocupación del veterano político, se enfoca en que sus similares de las zonas rurales, donde ahi sí la tiene que padecer los adultos mayores.
Según Abdías Toledo, el principal problema de los adultos mayores en el campo, son el desempleo, el abandono de hijos que migraron y que en muchos de los casos, les dejaron a los nietos a su cuidado.
Lo más lamentable, añade, es que no ve políticas gubernamentales a mediano ni a corto plazo, que atiendan el reclamo de este sector poblacional, pese a que México se dirige a ser un país con población adulta en las próximas dos décadas.
"Crecemos en número y crecemos en carencia", lamentó.
Abdías Toledo, el exdelegado federal de pesca allá por los tiempos del gobierno de Ausencio Chávez, hoy está dando la batalla por mejorar las condiciones de los adultos mayores.
Pide para los hombres del campo, que las viejas tiendas de la Conasupo, los almaces de granos, esos que se desarrollaron y construyeron por todo el país en los tiempos de José López Portillo, sean abiertos para la población mayor.
Que ahí, pide, se abran espacios de esparcimiento, talleres, que sean para el encuentro buscando convivio de nuestros compañeros.
Abdías Toledo ve por los suyos.
Dice que una despensa al mes para un adulto mayor no es suficiente.
"¡Con eso no comen, hombre¡".
Más aún, revela que son poco, muy pocos, los adultos mayores que en Michoacán y cuenta con alguna pensión o retero que les amortigua y hace la vida más llevadera, "pero el gran grueso de ellos no pensión no salario. Ya no los contratan", lamenta.
Son, según el viejo delegado federal, 60 mil de medio millones de adultos mayores, los que tienen ese privilegio.
El tema se ahonda en el agro.
Ahí, los programas de granjas y cultivos, son de auto alimentación, de subsistencia.
Atrás de Abdías el estruendo de la música.
Se escucha la de "toma chocolate, paga lo que debes".
Y la letra lleva a la reflexión de que a las actuales generaciones, nos toca pagar a nuestros adultos mayores, mucho de lo que dieron por la construcción de la familia, de la sociedad y del país.
Y eso no es cualquier deuda.
Simple y sencillamente, es una deuda histórica.