Soñaba con ser maestra, dar clases, tener un empleo... luego llegó Roma
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de febrero de 2019.- Vorágine y serenidad. ¿Pueden convivir ambos conceptos en una misma persona al mismo tiempo? En solo un puñado de semanas, Yalitza lo ha experimentado en ese casi surrealista camino que le ha tocado recorrer, ya sea como resultado del destino, de encuentros fortuitos, dados divinos, caprichos celestiales o de rutas convergentes para estar en el lugar preciso, en el tiempo perfecto con las personas adecuadas.
De acuerdo con Milenio, la historia de su ascenso es por demás conocida a golpe de infinitas entrevistas, portadas, reportajes, tuits, noticias, columnas y comentarios en redes sociales, prensa, radio y televisión.
Está por todos lados. Con su toque de cuento de hadas, de recapitulación del axioma de Andy Warhol o incluso, con el dejo de un atroz racismo incrustado en la médula de muchas esferas de la sociedad mexicana: una joven dedicada a la docencia un buen día, en su pequeña ciudad de la Oaxaca indígena (Tlaxiaco, 1993), acude a una cita para un posible trabajo en algo que ni hacía, ni sabía hacer y ni siquiera soñaba.
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