Salen a hombros Pablo Hermoso, Calita y Fonseca en la luz de León
MORELIA, Mich., 16 de diciembre de 2023.- La corrida de las luces fue un agasajo taurino de principio a fin, gracias a que los toreros, el de a caballo y los de a pie, lograron conjunciones de excepción con los astados (5 de Fernando de la Mora y un sobrero de San Pablo que sustituyó al tercero porque se depitorró).
Pablo Hermoso de Mendoza desorejó al segundo de su lote, Ernesto Javier Calita al quinto e Isaac Fonseca al cierraplaza. El rejoneador navarro sacó a dar la vuelta al ruedo al ganadero y, también lo hizo el torero mexiquense. La plaza de Toros La Luz, de León, Guanajuato, lució lleno hasta las banderolas con gente afable que iluminó la atmósfera con sus celulares durante la peregrinación guadalupana.
EL ESTELLÉS
Gran noche de toros, muy grande. Pablo Hermoso de Mendoza fue el caballista, rejoneador y artista de las grandes fechas, toreó en el ruedo y a la tribuna, se expresó con emoción y dejó tandas de arte que le fueron aclamadas por la multitud. No se guardó nada y pudo realizar lo mejor de su repertorio, gracias a que los de Fernando de la Mora contribuyeron por sus buenas hechuras, su bravura y emotividad. Ante el primero el centauro español estuvo muy bien en todo momento, pero falló con el rejón final, escuchó dos avisos y se fue silenciado. Escribió una historia diferente con su segundo, al que le estructuró gran faena y despachó de rejonazo. Dos apéndices.
CALITA
Ernesto Javier Tapia aprovechó el buen sitio que trae para tejer dos filigranas toreras, una con cada astado, en las que imprimió ese su valor sereno y desplegó el toreo de arte con mando y garbo. Ante el segundo no pudo redondear, se puso pesado con el acero, le sonaron dos avisos y se fue en silencio. Al quinto le dio la dimensión que se ocupaba para brillar y emocionar arriba; corrió la muleta con lentitud por ambos pitones, dibujó imágenes propias de la estética de la belleza y alcanzó momentos de glamur y solvencia absoluta. Concluyó con buena estocada y desorejó al de Fernando de la Mora.
EL HURACÁN DE MORELIA
Isaac Fonseca fue variado y diverso, valeroso y artista. Desde que se abrió de capa dejó en claro que iba por todo. Su saludo capotero fue emotivo, ceñido y lucido. El público se le entrego de principio a fin y él respondió con una faena de sabiduría y mucha cabeza ante las condiciones del astado. No estuvo bien con el acero y escuchó palmas. Ante cierra plaza salió a no dejarse ganar la pelea. Se fue a porta gayola y pinceló de rodillas una larga cambiada, recobró la vertical y lució con verónicas, chicuelinas y una media. En su faena la inició de hinojos con cambiados de la espalda, bordó derechazos lentos y hondos con la muleta a ras de piso, barrió el redondel con naturales sedosos y, entre él y las tablas esculpió un cambiado por la espalda que provocó la exclamación generalizada. Mato de estocada y cortó dos orejas.
LA PEREGRINACIÓN DE LAS LUCES
De principio fue paseada a hombros la Virgen de Guadalupe. Los toreros con sus cuadrillas, respetuosos y desmonterados, dieron la vuelta al ruedo con la imagen al frente, mientras arriba en los tendidos aparecieron, como luciérnagas y cocuyos, las luces de los celulares de cada aficionado. Fue una peregrinación hermosa y devota. Al final, la gente aplaudió jubilosa y dejó escapar vivas para la Reina de México y Emperatriz de América. Así sea.