Realizan peregrinación de faroleros en Jiquilpan
JIQUILPAN, Mich., 9 de diciembre de 2019.- Considerada como uno de los eventos representativos del municipio la marcha de los faroles, en la que participan unos 150 varones y consiste en que este contingente que participó en una misa en honor a la virgen de Guadalupe este domingo e inició el regreso en relevos, tras el encendido de la antorcha, hasta el municipio donde inicia una procesión hasta el santuario de Guadalupe.
Esta tradición que data según algunos historiadores y cronistas del tiempo de los cristeros, es una muestra fiel del sincretismo que se produjo luego de la conquista en algunas regiones del país, “en las zonas indígenas asentadas sobre todo en la rivera del lago de Chapala, ya se tenía un culto a Tonantzin, de tal manera y como ocurrió en todo Mesoamérica no fue difícil imponer el mito de Guadalupe por encima de la imagen de Tonantzin que tenían los conquistados”.
De esta manera, la Gudalupana es uno de los símbolos más importantes del pueblo de México en general, solo que su culto y adoración varía de acuerdo al tipo de compañía sacerdotal que evangelizó a los indígenas, en casos como el de Jiquilpan, el hecho tomo la característica antes señalada y que se traduce en la participación de estos grupos de varones en la mencionada peregrinación y en donde sus participantes que aprovechan para hacer alguna manda o pedir un favor especial son recibidos por todas las familias del municipio.
El recorrido que pone a prueba la fe y la condición física de atletas y devotos de esta ciudad pues la tradición marca que desde el momento de encender la antorcha en la Basílica de Guadalupe, por turnos, los varones de diversas edades deberán regresar a su tierra en una larga carrera que culmina cerca de las 6 de la tarde del 11 de diciembre en la ciudad de Jiquilpan y encabezar la sin igual peregrinación de los varones o “Los Faroles” en la que los hombres de la ciudad recorren las calles de la ciudad en filas kilométricas que culminan en el santuario guadalupano en la parte alta del municipio donde llegan pasada la media noche para entonar las mañanitas a la “Reina de México y Emperatriz de América”.
“La llegada de los corredores es quizá un episodio aparte; madres, hijas y esposas de los corredores reciben con ramos de flores, confetis, y ofrendas a aquellos hombres que acusan en su rostro el cansancio y la satisfacción de un deber cumplido y entonan cantos a la Guadalupana y a la sonrisa de Tonantzin”.
Los hombres hacen un primer recorrido por algunas calles de la ciudad cuyos habitantes los reciben como héroes, “han traído el fuego de la fe renovada, han corrido, antorcha en mano para pagar mandas y expiar sus pecados, las lágrimas asoman en los rostros, los abrazos, las palmadas en la espalda y los corredores recorren la ciudad portando con orgullo las flores con que los han recibido sus familias y arrojando llaveros, estampas y escapularios a la gente que se los pide” de acuerdo al cronista José Luis Ceja, quien además señala: “son casi once mil hombres de esta cabecera municipal los que recorren la noche del 11 de diciembre”