Pasean por volandas a Joselito Adame y Diego Silveti en Guanajuato
MORELIA, Mich., 15 de enero de 2024.- Buena, muy buena tarde en la Plaza de Toros Alma Barragán de la industrial ciudad de Moroleón, Guanajuato, donde Joselito Adame patentizó su maestría torera y recibió una oreja de cada uno de los de Xajay; Diego Silveti estructuró una gran faena al cierra plaza, lo mató de estocada completa y lo desorejó; y Alfredo Ríos, El Conde, le cortó un apéndice al primero de la fiesta.
Fue una celebración de aplausos, vivas y ovaciones para los alternantes, los que no se guardaron nada y salieron a dar la pelea con grandeza y verdad. Reconocimientos también para el encierro que mandó don Javier Sordo. Toros con edad, peso y trapío. Tal y como siempre debiera ser. Buenos el primero y el segundo; muy bueno el sexto, merecía arrastre lento; descastados el cuarto y quinto; y rajado el tercero.
Entrada floja para el buen cartel, solamente se ocuparon tres cuartos de aforo, lo que seguramente fue a consecuencia del mal encierro de la tarde anterior. El público se la cobró, con justa razón, pero se perdió el disfrute de un Joselito Adame pleno, dueño y maestro; de un Diego Silveti que cerró a lo grande, a lo artista; y un Conde expresivo, gozoso y con transmisión.
Primera espada
Alfredo Ríos recibió de rodillas con dos largas cambiadas a Textilero, toro número 57 que registró 485 en la romana. El Conde desarrolló una muy buena tanda de verónicas y chicuelinas antiguas e inmediatamente conectó con el público cubrió espléndidamente el segundo tercio con dos pares al quiebro y uno de Calafia. Su faena de muleta fue variada, emotiva y puntual. Mató de buena estoada. Una oreja.
Moroleonés (número 1 y 475 kilos) fue un toro descastado al que el diestro jalisciense le sacó pases que no tenía y con el que tuvo momentos de torerismo que le agradeció el respetable por sus ganas de agradar, arriesgar y no guardarse nada. Silencio.
El maestro
Cepio, número 41, con 480 kilos, fue un buen toro al que Joselito Adame le esculpió una serie brillantísima de zapopinas que levantaron al público de sus asientos. Con la muleta dio cátedra de bien torear, siempre acompasado, terso, mandón. Corría la mano con suavidad y tersura, apoyado siempre en un valor sereno de buenas tonalidades. Estocada desprendida. Una oreja.
El quinto de la tarde no resultó como dice el refrán, porque fue descastado, huidizo, de medias embestidas. Joselito Adame lo llevó de a poco, de pase en pase, hasta meterlo en su muleta y estructurarle tandas de mucho peso. Le echaba la muleta a la cara y le daba muy largo el pase para dejarlo colocado. El público lo entendió y lo ovacionó. Mató de estocada muy trasera. El juez dio una oreja y un sector del público le protestó.
Le robaron un rabo a Silveti
Orvelista mintió. Fue un toro hermoso, de magnífica presencia, pero descastado y rajado. Diego Silveti salió a sacarle jugo a la piedra, pero no encontró contribución del de Xajay, por eso tuvo que abreviar. Silencio.
El cierra pasa llevó por nombre Orgulloso, toro marcado con 137 de Xajay que señaló 485 kilos de músculo y bravura en la romana, al que Diego le dibujó un saludo capotero con verónicas sedosas y, luego, le pinceló un quite de gaoneras muy ceñidas que remató con sedosa revolera. Su faena de muleta la inició con péndulos de fina arquitectura.
Hilvanó una faena de clase, de esas que gustan y convencen, que emocionan y se agradecen. Qué buen toro y que gran torero. Se dio la comunión gracias a las claras y buenas embestidas del bello ejemplar y por ese toreo variado del torero: derechazos de aquí hasta allá, naturales en redondo, molinetes, trincherazos, desdenes, manoletinas y, todo, con sabor, belleza y conexión. Provocó la escandalera festiva, celebratoria. Mató de estocada. Faena de rabo, pero el juez solamente levantó dos pañuelos.
A hombros
La salida a hombros de Joselito Adame y Diego Silveti fue al centro de aplausos, vivas, ovaciones y gritos celebratorios de toreros, toreros, toreros. Nadie se movió de sus asientos mientras los diestros eran paseados por volandas. Al final, el público salió toreando de la plaza. Buena corrida, sí, muy buena corrida, realizada con la marca de Taurjal. Así sea.
