El espíritu payaso de Los Caligaris reventó el Palacio del Arte
MORELIA, Mich., 29 de marzo de 2019.- La noche del jueves, el tema circense y argentino se dejó sentir entre los morelianos en el Palacio del Arte: Los Caligaris se presentarían esa noche con gran expectación entre el público por el show.
En punto de las 20 horas, el recinto abrió sus puertas, poco a poco la gente fue entrando y los ánimos adentro comenzaron a aflorar. Rechiflas, gritos, aplausos, entre otros, hacían los morelianos para que, a como diera lugar, saliera la banda telonera a calentar gargantas y aliviar la espera.
Primero fue el turno de Los Afro Brothers, banda de ska reggae mexicana. Saltaron al templete y comenzaron a tocar sus más representativos temas, y en poco más de media hora ya habían terminado su presentación y agradecieron al público de Morelia por haberlos recibido de la mejor manera. Prometieron volver con una gira propia, esto, por la cantidad de aplausos que se llevaron en la corta presentación.
Ya con las gargantas afinadas, un par de tragos encima y el frío de la noche, los morelianos exigían que los cordobeses salieran. Había sido larga la espera: desde hacía tres años no pisaban tierras michoacanas.
De pronto, un conteo regresivo de cinco minutos comenzó en la pantalla principal, haciendo referencia que estábamos a nada de presenciar "el show más feliz del mundo", denominado así por la misma banda.
Fuera luces, narices de colores prendidas por todo lugar, saltó la banda sin más para tocar Camello, una de las más nuevas canciones.
Parecía que el Palacio se caería: niños, adultos, jóvenes, todos gritaban con euforia por ver su banda favorita en casa. Dieron paso a Entre vos y yo, Frijoles y ahí hicieron una pausa para saludar a su público fiel de Morelia, que aunque parecía medio vacío, las gargantas se desgarraban por gritar piropos a Juan Taleb, Martín Pampiglione o algún otro integrante de la banda en esa pausa musical.
Comenzó el ska, No estás, Cada vez y Mejilla izquierda sonaron para reventar el lugar, cada vez era más la euforia.
Con una mezcla de canciones de discos anteriores con los más nuevos parecía que era la perfecta combinación para dar un concierto de ensueño.
Hubo una pausa momentánea porque la consola principal se apagó de la nada luego de terminar uno de los temas. Luces y bocinas comenzaron a fallar y solo unos pequeños reflectores quedaron encendidos.
A pesar de la falla técnica, la banda siguió con Federico Zapata, trombonista, para no dejar de amenizar la noche. A los pocos minutos fue resulto el problema y el show continuó.
Fue el turno de Raúl Secillez, querido por el público, baterista de la banda y bien conocido por ser el más allegado siempre con el público. El amor nunca pasa de moda sonó y Raúl invitó a una jovencita de entre el público a subir a cantar y bailar, de Zinapécuaro ella. Ya arriba del escenario, cantaron, bailaron y rieron juntos, parecía que la joven no lo podía creer de estar arriba con la banda cordobesa.
El momento melancólico de la noche llegó, Quereme así, Vereda, Aunque no quiero, Florentinos y ferminas, Saber perder, Olvidar, El oasis y Bolso Gris fueron pasando una a una en tonos acústicos algunas que llegaban hasta las fibras más sensibles de algunos y un silencio total inundaba el Palacio para escuchar con claridad los acordes de la guitarra acústica y las melodías que salían de ella.
Era momento ya de cerrar la noche. Luego de la tranquilidad, la calma que generaron los argentinos, sonó Todos locos y de nuevo el recinto se caía a pedazos, todos gritaban, saltaban, bailaban, era algo de locos.
Luego Razón, el tema particularmente más comercial de la banda, pero también uno de los mejores y con más reproducciones en las plataformas digitales, EEA, Mi estanciera y yo parecían que estaban por cerrar la noche, pero no podía faltar el revoloteo de playeras.
Sin prisa y de las entrañas de una oscuridad del escenario inició Kilómetros, el tema de despedida de siempre de Los Caligaris y que era claro que no podía faltar en el setlist.
Juan Taleb hizo el llamado a los morelianos que se quitaran una prenda superior y los acompañaran a agitarla por todos lados cuando comenzara el coro, claro está que el público de inmediato aceptó y sin más comenzó la cúspide del show, el momento que la banda y el espectador se unen y es todo una fiesta total.
Los cordobeses se despidieron de manera momentánea, el clásico pedido de la última canción no se dejó esperar y regresaron al templete para ahora sí culminar el show de casi dos horas.
Añejo w, Tyson y Que corran fueron los últimos acordes que sonaron para dejar un buen sabor de boca en Morelia y todos se fueran felices, con el Espíritu payaso en cada asistente.