Busca Rodrigo Reyes confrontar con documental 499, pendientes de México
MORELIA, Mich., 30 de octubre de 2020.- Con el documental en competencia del FICM, 499, el director mexicano Rodrigo Reyes busca confrontar con los pendientes y cosas que hay que resolver en México. A través del recorrido de un espectro conquistador ficticio, se encara la realidad documentada de un México violento.
La película aprovecha el aniversario de los 500 años de la conquista del imperio Azteca, para darle la vuelta, un poco, a la tortilla, y ver cómo incide este pasado en el presente, explica el director a Quadratín; "lo cual es la propuesta que tiene esta película; la idea de reflexionar sobre el aniversario desde las crisis actuales".
Desde que estaban preparando el proyecto, cuenta, empezaron a aparecer muchas conexiones entre la violencia, en particular de la Conquista, y la violencia de hoy. En este sentido, señala que desde un cierto punto de vista, se puede decir que el proyecto de conquistar y dominar sigue en pie, y las herramientas han cambiado, "sigue ahí el mismo monstruo".
El proyecto les ha llevado cuatro años de vida. Para el rodaje, fueron seis o siete semanas en carretera en dos capítulos. En su mayoría, la película se grabó en un orden cronológico, asegura, "esto para darle el sentido de transformación y viaje al personaje, y se siente muy apegada a la realidad, a pesar de que está este personaje del conquistador, qué es ficticio y está viajando por el tiempo".
De cierta manera, manifiesta el director, esta película documenta un fantasma real, un expectro que habita la cultura mexicana, un conquistador, "es parte de nuestro imaginario, lo que hicimos fue darle carne y hueso en pantalla, pero ya existía esta figura rondando las sombras, y además los testimonios que hay en la película, de las personas que conocen al conquistador, y que él tiene que estudiar esos testimonios, son totalmente reales y brutales; nos confrontan con muchos pendientes y con cosas que hay que reparar en México".
El tema de la Conquista da para mil libros y mil películas, expone, y hay muchas maneras de abordarlo. Cuando estaban estructurando el viaje del conquistador, siguieron la misma ruta de Cortés, de Veracruz hasta Tecnochtitlan; querían darle esta sensación de crónica, como un diario de viaje, y los capítulos ayudaban. Tiene cierta onda novelesca la película, dice.
Si será la visión de los vencidos, no lo sabe el director, hay mucho por vencer, dice, "sobretodo partir desde la pregunta de para qué hablar de la historia, se habla de la historia para justificarnos o para aprender y transformarnos, cuestiona y recuerda que cuando era niño, su padre, que es historiador, lo llevaba al museo del INAH con sus alumnos, y siempre le hablaba con mucha seriedad, "trataba muy seriamente el tema de la historia, y siempre con la pregunta de para qué sirve la historia".
Estamos en ese momento en México, dice, queremos construir otra cosa, queremos salir de estos ciclos, dejar atrás el capítulo de la violencia que ha dejado cientos de miles de muertos y familias afectadas; "la película intenta provocar esa reflexión, y ya cada quien, al verla, tiene que llegar a sus conclusiones de en qué parte está cada quien de ese proceso, y cómo podemos transformar nuestro país desde las propias trincheras".