Violencia de género, estructural e invisible; la mujer nace vulnerable
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de marzo de 2022.- La diferenciación social que hay implícita sobre las mujeres no es personal, es cultural. Quizás no seas maltratada en el entorno laboral, pero sí invisibilizada, y eso también es violencia de género.
La decana Nacional de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, Judith Ruiz-Godoy Rivera, explica este problema desde una experiencia personal, pues aunque tiene un doctorado, ella es llamada por su nombre frente a un hombre que posee sus mismos títulos, es decir, en su caso, él sí es “el doctor”.
“No es que quiero que me anden llamando por mi nivel de estudios, pero así puedo ejemplificar cómo hay esa distancia y nosotras como mujeres también normalizamos ese trato diferenciado porque así nos educaron. Nos ven cercanas, amables, diferentes”, dijo en entrevista exclusiva para Quadratín, desde Monterrey, Nuevo León.
Normalizar la violencia de género es también estarse legitimando constantemente (“sí tengo las credenciales, logré la posición por méritos propios”) en un mundo donde la brecha salarial, por ejemplo, por cuestiones de género se mantiene, y entonces las mujeres escogen no luchar por ello, sino agradecer que al menos les dieron la oportunidad.
“En el Instituto Mexicano para la Competitividad, en su reporte de mayo de 2021, indica que por cada 100 pesos que recibe un hombre en la misma posición y en la misma institución, una mujer obtiene 74 pesos”, afirmó Ruiz-Godoy.
Las justificaciones son muchas como la trayectoria, aunque se haga la misma función y se tengan las mismas credenciales académicas.
“Estamos acostumbrados a ver bien que la mujer gane menos porque tenemos aún esta visión de que el hombre es el proveedor y ella solo trae el dinero a la casa para lo que quiera. O si es madre soltera, solo tiene un hijo y no tres. Hay esta idea de que la mujer no es proveedora, no tiene esa trayectoria que tiene el hombre, entonces no importa que se le pague menos”, describió la Decana.
La explicación al respecto es que se ha asignado a las mujeres una serie de valores culturales, que también implican para ellas ser las cuidadoras de los demás por excelencia y abandonarse a sí mismas.
“Estamos criadas para el cuidado de los otros, de los padres, los hijos, el marido, hasta el perro. El modelo de la mujer mexicana es: tú eres un ser para otros y tú comes de último”, refirió Ruiz-Godoy.
“La violencia de género está en la estructura de nuestra sociedad, por eso le llaman violencia estructural, porque está desde que nacemos, cómo nos educan, cómo crecemos. Está en todo nuestro sistema patriarcal y no se ve. Nacemos en la vulnerabilidad”.