Viento frío y cansancio no detienen a Esteban para cumplir a La Virgen

MORELIA, Mich., 12 de diciembre de 2017.- Esteban no da su apellido, de hecho mantiene el silencio mientras va hincado sobre una cobija que su esposa le recorre cada metro y medio. Solo dice que ya debía la manda. El hombre, que debe rebasar con poco los 60 años, suda copiosamente a pesar de que corre un viento frío por la calzada.
Y por ahí van decenas de feligreses, por la calzada Fray Antonio de San Miguel que durante el mes de diciembre se convierte en la calzada guadalupana que lleva la fe de muchas personas, quienes tienen una deuda con la Virgen de Guadalupe y hacen mandas para agradecer un milagro en sus vidas.
Esteban recuperó a su hijo menor que en enero de este año había partido a la frontera con los Estados Unidos para intentar cruzarla y poder hacerse de una mejor vida, sin embargo estaba desaparecido. Durante dos meses la familia, originaria de la comunidad de Atapaneo, no supo de él, y Esteban pidió que apareciera, y además lo hiciera con vida, algo que ocurrió en abril.
Rosalba, su esposa, relata la historia mientras apoya a Esteban con recorrerle la cobija para evitar que se lastime las rodillas, "ya está grande", dice como justificando la cobija bajo sus rodillas, sin embargo todos los feligreses que van por la calzada lo hacen igual.
En el inicio y a mediados de la calzada Fray Antonio de San Miguel, el flujo de personas es regular; no va tan cargado, pero todo se va haciendo más tumultuoso conforme hay más cercanía al templo de San Diego o el santuario Guadalupano en la capital michoacana.
Cuando Esteban va llegando a la puerta del Santuario después de más de una hora, la gente se hace a un lado para emitir el acceso con él y con cada uno de los peregrinos, pero esto solamente ocurre ahí porque al costado se hace imposible cruzar por la cantidad de personas que se arremolinan en las inmediaciones del edificio del Siglo 18.
Antes de despedirse, Rosalba explica que su hijo está trabajando por ahora en una fábrica en Ciudad Industrial, "le va bien, lo veo contento", dice no muy convencida. Quizá en sus adentros espera pedirle otro milagro a la Virgen morena, no volver a pasar por la experiencia de la desaparición de un hijo.

