Un choque cambió la vida a taxista en Morelia; el caso llegó a tribunales
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MORELIA, Mich., 22 de octubre de 2024.- Un viernes 13 de noviembre del año 2020 un padre de familia y taxista se disponía a cenar cuando recibió una de esas llamadas telefónicas que nadie quiere, que nos atemoriza... Su hijo se involucró en un choque en Villas del Pedregal al que sobrevivió, pero el camino para recuperarse él y la familia sería largo.
“Entre las 22 y 22:45 horas del 13 de noviembre me habló uno de mi hijos, para avisarme del accidente. Al llegar a la avenida de acceso a C5i observe mi taxi, totalmente destrozado a la altura de la curva y a mi hijo tirado en el suelo junto con su compañera”, relató al juez de la causa, de acuerdo a la sentencia pública 848/2021.
En aquella solitaria y oscura avenida, el ruletero intentaba asimilar aquella realidad. Un espectáculo a consecuencia del exceso de velocidad y el consumo de alcohol, argumentaron las víctimas y la representación social.
Entre las luces de las ambulancias y patrullas, observó la condición médica de su hijo, su nuera y la pérdida total de su principal fuente de empleo: un Tsuru blanco, de medio uso, pero en buenas condiciones antes del accidente.
El escenario le planteaba mil interrogantes, ¿ahora cómo llevaría el pan a su casa?, ¿quién pagaría por los daños?, porque no tuvo siquiera la oportunidad de hablar con el presunto responsable.
La identidad del ruletero es reservada por mandato judicial, pero lo llamaremos José, a quién Luis-nombre que usaremos para referirnos al acusado-, un hombre en estado de ebriedad, lo dejó sin nada hace ya cuatro años, según la causa penal antes señalada.
Pero, ¿qué pasó aquella noche del viernes 13 de noviembre?
Luis se desplazaba sobre la avenida de acceso al C5i de Villas del Pedregal, junto a dos mujeres. Conducía a exceso de velocidad, aproximadamente 80 kilómetros por hora. Invadiendo carril, según señala el testimonio del perito admitido por el juzgador, de acuerdo a la teoría criminal del Ministerio Público.
Podría suponerse que es otro accidente, uno más de los 600 que acontecen mes a mes en Morelia, pero no todos los siniestros de tránsito llegan a los tribunales. La mayoría se resuelve en mediación, por ello su relevancia.
Pero el hecho de que el conductor supuestamente estuviera en estado de ebriedad intentara agredir a su contraparte empeoró las cosas.
El hijo de José se desplazaba de norte a sur, a una velocidad por debajo de los 60 kilómetros por hora. La suma de ambas velocidades junto a la invasión del carril dejó graves consecuencias: el Tsuru recibió la peor parte.
“El coche presenta daños de gran magnitud, en más del 80 por ciento del vehículo, quedó descuadrado del costado, las piezas dañadas del cofre, el faro izquierdo, el cuarto izquierda, la parrilla, la fascia anterior, lo que es la salpicadera izquierda y tolva de salpicadera izquierda…”, la aseguradora lo declaró pérdida total, refiere la sentencia.
El valor del vehículo fue calculado en 29 mil 500, dinero que no alcanza para comprar otro coche de iguales condiciones. Porque era valioso no por su aspecto, sino por las funciones dentro de la familia: fuente de trabajo y uso para el desplazamiento de todos sus miembros a la escuela, el trabajo, la casa y quizás vacaciones.
Por su parte, el hijo de José también vivió una experiencia traumática. Pasó de salir con su pareja a una visita ocasional a Villas del Pedregal a “ser arrastrado como por cuatro o cinco metros”, después de ser golpeado de frente por el lado izquierdo del vehículo que conducía.
Luis, buscaba evadir su responsabilidad con agresiones físicas y verbales al hijo de José, de acuerdo al ateste presentado al juez.
“Los de la Guardia Nacional estaban calmando a Luis, me pretendía agredir. Argumentaba él que según yo me le había cerrado, lo cual no es cierto”, declaró el agraviado.
Los peritos en hechos de tránsito le dieron la razón a la parte demandante. Pero no el juez, defenderse y cuidar su patrimonio fue una tarea que no lograron concretar.