Tzurumútaro tuvo otro reencuentro entre vivos y muertos
PÁTZCUARO, Mich., 2 de noviembre de 2021.-"¡Tres por diez! ¡tres por diez!", repite incesante una voz femenina, y el eco se escucha en todos lados porque la replican otros hombres que venden algodones de azúcar. Están al entrada del panteón de Tzurumútaro, muy cercano a un mercado esta noche, pero también al interior, entre las tumbas, donde las personas van de un lado a otro con los rostros apenas iluminados por las velas.
En este panteón al menos, no parece haber ese orden que se dijo, lo que sí aparenta es que a pocos les queda claro dónde inicia el recorrido y dónde termina.
"Hay fauna de todo tipo", dice un hombre antes de entrar al camposanto. Y así parece; vendedores y visitantes, muchos, desde los clásicos "photographers" de celular y con equipos más sofisticado, hasta los que llevan una chela en la mano; "¡está de revista paps!".
Afuera las camionetas turísticas tratan de encontrar espacios, las filas largas controladas por la Policía parecen interminables; es evidente la reapertura.
Los oriundos sabe todo esto, y algunos "sacan raja"; venden comida, bebidas, fritangas, souvenirs, piden 'calaverita', y se saben fotografiados, ente la vergüenza incomoda y las risas. Algunos, los más tradicionales, se ponen serios y evitan las cámaras cubriéndose el rostro…benditos cubrebocas.
Un hombre habla frente una cámara, parece un presentador, se dirige a su "audiencia" en francés, y le parece sui géneris que tres policías anden entre las tumbas con armas largas. Los detiene y los convierte en actores momentáneos; "así, van a pasar por ahí", les dice mientras su acompañante prepara la cámara.
Paseantes de muchos países se reúnen esta noche en Tzurumútaro, su panteón iluminado con la suavidad de las velas. Huele a comida, a humo de velas, a fogata, incluso a pólvora quemada porque los chiquillos corren por fuera lanzando cuetes.
Hasta el fondo hay una mesa, donde les ofrecen a los paseantes y a los cuidadores de tumbas, pozole y ponche, se agradece.