Trabas y falta de sentido común: vacunarse contra el Covid en Morelia
MORELIA, Mich., 26 de marzo de 2021.- Volver complejo lo sencillo es una pesadilla para quien inventa trabas y para quien las tiene que sortear, como en la aplicación de la vacuna a los adultos mayores en Morelia, donde la falta de sentido común ha generado malestar entre la población.
Respeto es más que suficiente para que todo fluya sin contratiempos, como en el módulo de vacunación instalado en el Cecytem 12, de la colonia Ciudad Jardín, uno que casi no sale en las noticias, tal vez porque se ubica en una colonia popular o porque se encuentra lejano al área donde se genera la información.
A las 7 horas de este viernes, había alrededor de un centenar de personas en unifila, todos guardando la sana distancia, todos con cubrebocas, muchos además con caretas; unos jóvenes apartando el lugar para su padre o su madre, otros adultos mayores en pareja, con sus bancos para sentarse y parasoles, en grupos de amigos o de vecinos con vecinos, pocos solos.
Sin distingos, con cita y sin cita, con número de folio y sin número folio, con credencial para votar u otra identificación como del Inapam, del trabajo, uno que otro pasaporte y menos cédulas profesionales; había los que se registraron en la plataforma digital y también los que no lo hicieron, unos a los que les tocaba en ese módulo, pero hasta gente de paso, de Veracruz, por ejemplo, pero todos con algún documento que los identificara e hiciera constar que tienen más de 60 años.
A la entrada solo se quedaron a quienes llevaron en sillas de ruedas para que les dieran una atención preferencial, por su misma condición de salud, sin que hubiera reclamos de nadie.
Una hora más tarde empezaron a llegar los Servidores de la Nación y el personal sanitario de las diversas instituciones que participan en las jornadas de vacunación y a las 8:30 horas llegaron los viales con escolta de la Guardia Nacional. Para entonces, ya habían llegado la Policía Municipal, aunque en ese módulo ni falta hacían, porque la gente no requiere de indicaciones absurdas para comportarse.
Inició el ingreso, solo con identificación en mano en la que se evidenciara tener al menos 60 años cumplidos y rápido estuvieron llenas tres islas bajo un domo, de 50 sillas cada una. Era la primera tanda de 150 adultos mayores a vacunar. Sin complicaciones se realizaron breves entrevistas médicas, sobre padecimientos en el último mes, transfusiones sanguíneas, contagio de Covid 19, hipertensión o diabetes, aunque para evitar riesgos se medía la presión arterial y la oxigenación.
Atrás venían las enfermeras con sus carritos aplicando la primera de las dosis del antígeno de la marca Pfizer y al último los Siervos de la Nación llenando el comprobante de vacunación en el que se señala fecha, marca del vial, el lote, la dosis, el nombre, el sexo, la CURP y opcionalmente el folio asignado al registrarse en la plataforma.
Luego, solo esperar a que transcurriera media hora para descartar reacciones al vial y a que pasen entre 21 y 43 días para acudir a la aplicación de la segunda dosis, con la aclaración de que si no se da la llamada telefónica, se acuda solo con el comprobante.
Antes de las 11 horas los primeros 150 vacunados ya estaban afuera sin que nadie presentara reacción alguna y ya se iniciaba la segunda ronda de otros 150 adultos mayores. Afuera, escasamente había otros 150 para completar una tercera tanda.
Así de sencillo, sin plataforma, sin folio, sin las anheladas llamadas telefónicas para indicar la hora en que deben presentarse para la aplicación de la vacuna, sin credencial para votar… Todo eso está superado, solo hay que acudir con un poco de tiempo, porque al final el proceso sí se lleva al menos cuatro horas, que no se pueden considerar como tiempo perdido.
¿Qué necesidad de hacer tan complicado algo tan sencillo?