Teorías conspirativas, otra peste dentro de la pandemia
MORELIA, Mich., 5 de mayo de 2020.- Una conspiración tiene como objeto "intentar usurpar el poder político y económico, violar derechos, infringir acuerdos previos, secretos vitales y transgredir las instituciones fundamentales", según los escritores de Understanding Conspiracy Theories, características particulares que se transforman cuando se generan en un círculo específico o un grupo social, teorías que tienen como particularidad avalanchas de información que generan dudas, adeptos y opositores, un caos muy particular.
Estas "conspiraciones" o "Conspiracy belief" se pueden dividir en tres: las que están detrás de un objetivo específico, como quitar del camino a un rival político con su muerte, y que puede incluir información masiva, pero no genera un impacto anímico en la sociedad en su conjunto. Tal es el caso del homicidio de Álvaro Obregón, presuntamente planeado y orquestado por una monja capuchina.
Y, por otro lado, está la "creencia de una conspiración" donde la sociedad se presume el blanco de la agresión de un grupo o un poder, como pueden ser los laboratorios de los gobiernos extranjeros, tal y como hoy lo vemos en redes sociales, donde se acusa a China de fabricar el Covid 19 junto a las grandes potencias para reducir la población de su país, y el mundo (Douglas et al., revista Political Psychology, Vol. 40, Suppl. 1, 2019).
Pero esta "creencia de una conspiración", puede ser una o más de una, creencias que parecen nutrir cada minuto grupos de Facebook y de WhatsApp. Esta práctica no es nueva en México ni el mundo y tiene características semejantes en prácticamente todos los escenarios.
El escritor Jorge Volpi redactó en 1999 para Letras Libres: La segunda conspiración: reflexiones a cinco años de la muerte de Luis Donaldo Colosio,
texto en el que compara la muerte del candidato con la del presidente John F. Kennedy, por la existencia de una avalancha de información sobre el asesinato, posibles móviles del crimen, exposición pública de la investigación y posibles a más de un Mario Aburto.
Así, tal como pasa actualmente, que podemos encontrar en portales de noticias con alta credibilidad, médicos y profesionales de la salud que emiten opiniones de cómo evitar contagiarse, a la par que tarotistas, líderes de opinión, astrólogos, los profesionales en las teorías de conspiración y hasta psíquicos niegan su existencia, todos los que pueden encontrarse en el buscador.
Pero no es sólo el bombardeo de información sobre los síntomas del Covid 19, número de fallecidos, posibles curas, desatinos de los gobiernos, como cuando se dijo que no sobrevivía a altas temperaturas por lo que los de Huetamo y Apatzingán llenaron de memes las redes, porque ya se sentían el futuro centro turístico de Michoacán y hacían un llamado a sus familias a regresarse a su pueblo; también está la tendencia de ciertos individuos a creer en las teorías conspirativas.
Refiere el estudio de los académicos de Oxford, Miami y Canterbury: existe un sector de individuos que tiene un pensamiento tendiente a creer en las conspiraciones en general o una en específico, siendo este sector el principal consumidor de los videos de aplicarse nebulizaciones, tomar té caliente y no usar ninguna medida preventiva, porque el Coronavirus o no existe o se puede combatir con cosas tan elementales como un té de manzanilla a punto de ebullición, como lo recomendó la diputada local Brenda Fraga en su Facebook.