Sigue el proceso de vacunación ágil en el Poliforum
MORELIA, Mich., 29 de septiembre de 2021.- “Aváncenle, aváncenle, no vayan con la mirada abajo, se pueden caer”, indican a jóvenes formados en las inmediaciones del Polifórum, a la espera de recibir la segunda dosis de la vacuna de Pfizer BioNTech contra el coronavirus (Covid 19).
“Tengan sus documentos a la mano, sáquenlos de la cartera o del fólder, pierden tiempo, hay mucha gente esperando”, piden, en reiteradas ocasiones, a quienes integran la fila que, procedente del anillo periférico, serpentea en el estacionamiento del Polifórum.
Cientos de jóvenes de 18 a 29 años, así como mujeres embarazadas mayores de 18 años, a partir de la novena semana de gestación, acuden al Polifórum, uno de los tres centros de vacunación habilitados para la aplicación de la segunda dosis del vial de Pfizer BioNTech contra el Covid 19, en Morelia.
Aunque la fila es larga, avanza con rapidez, y una vez que ingresan al inmueble, el proceso se acelera, es sólo la captación de los documentos, la inyección y un breve lapso de espera.
Pese a la gran cantidad de personas concentradas, además de los interesados en vacunarse, familiares, desde niños hasta adultos mayores, la circulación vehicular en la avenida Guadalupe Victoria no ha sido interrumpida y fluye sin demasiadas complicaciones.
A la par con personal federal, estatal y municipal que guía a los jóvenes formados para facilitar su paso, agentes policiacos locales vigilan el tránsito de automotores, para buscar prevenir accidentes.
“Avancen, muchachos, no dejen huecos en la fila”, insisten, porque aunque las instrucciones son repetidas los jóvenes se entretienen en la charla con el vecino, rellenando su expediente de vacunación o mirando su teléfono móvil.
“Por aquí, por favor, no se detengan, hay mucha gente esperando”, refieren, y los jóvenes apresuran el paso para acceder a los filtros, donde se les verifican sus documentos, se les da gel antibacterial y se les indica la dirección que deberán seguir para ser vacunados.
Mientras, en el estacionamiento, los pasillos y los salones de la planta baja del recinto, ellos esperan la llegada de los enfermeros y médicos, armados con jeringas y algodones embebidos en alcohol.