Sencillo y de espíritu rebelde: así fue Pascual Sigala, el político
MORELIA, Mich., 26 de mayo de 2020.- Cuando Pascual Sigala llegó al Congreso del Estado, con la 73 Legislatura, se ganó a la fuente, por la sencillez con la que abrió la Junta de Coordinación de Política que presidía, contestaba las preguntas por incómodas que fueran, ya fuera de manera presencial, por teléfono o WhatsApp, aunque luego reclamara: "¿para qué me preguntas eso?".
Como con todos los nuevos diputados, la fuente era arisca, y con él más porque era amigo del Gobernador, pero poco a poco fue propiciando una relación cordial y a momentos hasta chacotera cuando algún asunto se atoraba y lo sacaba porque lo sacaba.
Cuando pidió licencia para separarse del cargo de diputado, le decíamos que no lo hiciera, que iba para Senador y luego por la gubernatura, pero le ganó el campo y aceptó la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario, aunque su especialidad eran los bosques, para eso estudió en la Universidad de Chapingo, cuando esa institución formaba más que profesionales, personas comprometidas.
Tenía un espíritu rebelde y combativo, pero también oficio para desenredar madejas, algo que desarrolló en el Oriente michoacano, en la defensa de la reserva de la mariposa Monarca recién salido de la escuela, junto con su amigo Silvano.
Ahí se quedó y se hizo productor de las emblemáticas flores de la Nochebuena, un regalo que todos esperábamos en Navidad, como ahora esperábamos las lechugas, el kale y la arúgula que cultivaba porque eran parte de la sana alimentación que llevaba para sobrellevar el cáncer y los estragos de los tratamientos.
Cuando aceptó el cargo de Secretario de Gobierno, hace escasos dos años, le reclamamos que pudiera desatender su salud por un puesto así de poder, que no valía la vida, y solo se reía esperanzado de poder con las dos cosas, pero no pudo y primero dejó el cargo, y ahora la vida, que en su último tramo compartió con Adriana Hernández, con quien tuvo a Daniela.
Fueron ellas dos las que lo motivaron a buscar y buscar, siempre con la esperanza de que los tratamientos tradicionales como quimioterapias o los que están en fase de experimentación, aquí y en China, dieran resultados, pero no se pudo, se fue.
Fue feliz, fuimos testigos, incluso durante su enfermedad, porque tenía el amor de Adriana y Daniela, de su madre, de sus hermanos, de sus otros tres hijos a los que nunca soltó...
Se fue en un mal momento, cuando solo desde el alma le podemos decir adiós, y ni un abrazo le podemos dar a Adriana y a Daniela.