Santos Briz y el 20 aniversario de Las mangas del chaleco…
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de marzo de 2020.- “Afortunadamente, México cuenta con una nueva clase política que entiende la crítica y ya no puede dar pasos atrás. De esta manera, Las Mangas del Chaleco es lo que por muchos años no existió en la política mexicana y sin embargo existe”, afirmó en entrevista exclusiva para Quadratín el reportero Santos Briz Fernández, creador de este peculiar espacio editorial de Noticieros Televisa, el cual acaba de cumplir sus primeros 20 años de un intenso quehacer periodístico, que pasó por cinco presidentes de la República (Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador), así como 12 Legislaturas.
El también ex Rector de la Universidad de Periodismo, Arte en Radio y Televisión, un reportero que viene desde abajo y especialista en la nota de color política, subraya que la única forma de hacer cambiar un medio es desde adentro, criticarlo desde adentro, renovarlo desde adentro y no desde afuera, porque ésas son prácticas nefastas y anti diluvianas.
De rockero frustrado a reportero de televisión, sostiene que el Periodismo no es cuestión de matemáticas, sino de vocación, sensibilidad y olfato. “Si no tienes una verdadera vocación por el Periodismo, por más que estudies, por más guardias que hagas, por más entrevistas que realices y por más reportajes que lleves a cabo, si no le tienes ese verdadero amor a la profesión, jamás pero jamás llegarás a ser un verdadero periodista completo y profesional”.
Santos Briz Fernández, orgulloso de su quehacer periodístico y poseedor de una memoria privilegiada, afirma ser un simple reportero de los muchos que aún hay en la televisión mexicana. Confiesa que gracias a Joaquín López Dóriga se logra abrir el rigor a la nota de color periodística en la televisión, y es así como nacen Las Mangas del Chaleco.
Platicar con Santos Briz resulta un agasajo por su sencillez y educación. Es culto, simpático, alegre, y hasta un tanto tímido o cauteloso cuando decide hablar tanto de sus fracasos y triunfos como de su vida personal. Un hombre enormemente agradecido con la vida, respetuoso de sus maestros y sumamente afectuoso con los amigos, señala: “quieran o no y le guste a quien le guste, Jacobo Zabludovsky fue el maestro de Periodismo de la televisión mexicana”.
Entrevistado en el interior de un restaurante ubicado frente a la Alameda Central de la Ciudad de México, el famoso creador y conductor de Las Mangas del Chaleco, Santos Briz Fernández, acompañado de su inseparable colaborador y amigo Daniel Hernández Cárdenas, quien es el editor, sin cortapisas habla de su niñez, adolescencia y anécdotas que ha vivido a lo largo de sus 30 años como reportero de noticieros Televisa, empresa a la que ingresó a trabajar casi siendo un niño.
-¿Cómo te va en la vida?
-Me va muy bien, me siento muy contento porque Las Mangas del Chaleco acaban de cumplir sus primeros 20 años de vida. Cinco presidentes de la República (Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador), así como 12 Legislaturas y todos tuvieron un espacio en esta sección.
-¿Quién demonios es Santos Briz que viaja tan tranquilo en el Metro y sin que le afecte en lo más mínimo salir en la tele?
-Santos Briz Fernández es un reportero que viene desde abajo…
-¿Periodista por vocación o por accidente?
-Uff, déjame decirte que empecé practicando al lado de un reportero considerado de antaño, como lo fue Juan Manuel Rentería. En las vacaciones de la prepa, a los 17 años, trabajaba con él en las sesiones del Senado de la República. Ahí me nació el gusto por el Periodismo y también por la política.
-¿Al terminar las vacaciones se esfumaba la fantasía?
-Era como una pausa, pero sin lugar a dudas, me entusiasmaba muchísimo.
-¿Qué demonios hizo Santos Briz para que Las Mangas del Chaleco tenga tanto éxito?
- No me digas eso. Santos Briz es un reportero como cualquier otro. Lo único que hicimos en la televisión fue abrir la brecha para las nuevas generaciones. Soy un reportero más de los muchos que aún quedan en Televisa.
-¿Esa hiperactividad es una característica del niño Santos Briz?
-Jajajaja, pues no me lo vas a creer, de niño era sumamente introvertido...
-¿Neta..?
-Claro!!!, al grado que ir a la tienda y tardarme las horas hasta que el propio tendero me preguntara ¿qué es lo que quería? Permanecía de pie sin decir absolutamente nada, era muy penoso.
-¿Un niño que nació en pañales de seda?
-Sorprendido por la pregunta, acomoda la armazón de sus lentes de carey suspira profundamente, observa fijamente y exclama: “¡Qué si nací en pañales de seda?... uff, más o menos…”
-¿Te incomoda la pregunta?
-No es eso, me sorprende. No obstante que mis papás crecieron con la cultura del esfuerzo, me tocaron épocas buenas, pero también muy malas.
-¿Tu papa a qué se dedicaba?
-Mi padre, antes de ser un reconocido contador público, trabajó durante mucho tiempo en la fábrica de galletas Cuétara. Mi mamá siempre se dedicó al hogar, así es que cuando nací, la situación familiar no era muy boyante que digamos, pero salían adelante.
-¿Santos Briz, un niño torbellino?
-No, era un niño sumamente introvertido, obediente, sumiso y temeroso…
-¿Acostumbrado al chanclazo?
-Es correcta tu definición, era la usanza, mas no necesaria. Mis papás nunca me pegaron.
-¿Ni un simple “sape”?
-¡Pues no! Fui muy obediente y tranquilo.
-¿Cuántos hermanos tuviste?
-Solamente una hermana mayor.
-Bueno, no te puedes quejar, ¿fuiste el consentido?
-Creo que sí, para qué negarlo, era el consentido de mi mamá.
-¿Regalos al por mayor en Navidad y Día de Reyes?
-Santa Claus fue generoso, pero con limitaciones, y los Reyes Magos tenían serios problemas conmigo…
-¿En tus cartas pedías coches último modelo?
-No exactamente. El niño Santos Briz quería lo inexistente, era testarudo y obsesionado, materialmente, los volteaba de cabeza.
-Santos Briz sigue siendo un auténtico puberto…
-Jajajaja, tampoco ¿eh?, no te pases.
-¿Ya querías un estudio de televisión?
-Pues no exactamente, pero sí, una cámara que tomara una foto y saliera de manera instantánea...
-Ya existía la marca Polaroid...
-No, ¡esa cámara no la tenía ni James Bond! El único que tenía un “zapatofono” era el Súper Agente 86.
-¿Caprichoso el chamaco?
-Era una enorme decepción o frustración recibir una cámara Kodak 110 de rollo y que todavía se tenía que llevar a revelar, ¡una frustración terrible!
-¿Un niño que al nacer se equivocó de época?
-Era muy difícil hacerme entender lo que pedía, simple y sencillamente no existía. Una navidad se me ocurrió pedir unos walkie talkies, que ahora encuentras en la tienda de la esquina y te atacas de risa.
-¿Un niño con inclinaciones de científico?
- En los gloriosos 70’s, los walkie talkies los tenían únicamente los militares. Eran unas enormes cajas de madera que cargaban en la espalda, con pilas grandísimas… ¡y así transmitían!
-¿Influenciado por las series de televisión?
-Probablemente.
-Después de todo esto, ¿cuál era tu juguete favorito?
-Siempre fueron las pelotas y balones. Ah, pero eso sí, tenían que ser los balones oficiales Garcis con los que jugaba el América en el Estadio Azteca.
-¿Americanista de corazón?
-¡Siempre! Lo peor de todo es que esos balones no estaban a la venta, sino que eran fabricados de manera exclusiva para los equipos de primera división.
-¿Un auténtico nerd en la escuela?
-Era aplicado, pero no nerd. Lo único malo es que era muy pecoso y me hacían bullying, lo que me convertía en un niño retraído conjuntado con lo tímido, así es que no me quedaba otra que rifármela.
-¿El típico niño al que mami le hacía la tarea?
-Pues fíjate que no, durante la primaria mantuve los primeros lugares, además, mi mamá siempre estuvo al pendiente de nosotros hasta que llegaron las ecuaciones de segundo grado y nos dijo: “hasta aquí mis niños”.
-¿En qué ocupabas tu tiempo libre?
-¡Era un vago de la televisión! Vivíamos en la calle Acuario, en la colonia Campestre Churubusco. Como no había niños de mi edad, al terminar de comer y hacer la tarea me pasaba horas y horas viendo la tele.
-¿Tus programas favoritos?
-Todas las caricaturas; Los Picapiedra de Hanna Barbera. Me preguntaba cómo le hizo para transformar la época moderna a la Era de la Piedra. También me gustaban series como El Hombre Nuclear, El Auto Increíble, hasta que daban las 8 de la noche y me mandaban a dormir.
-¿Alguno de esos personajes se convirtió en tu ídolo?
-Sí. McGuiver. Hasta la fecha traigo conmigo una navaja como la que él utilizaba, provista de tijeras, lima, desarmador, cortaúñas, etcétera, y son muy funcionales.
-Con la secundaria, ¿tu arribo al México real?
-¡Qué buena pregunta! La primaria fue mi zona de confort. Llegar a la secundaria fue un cambio radical porque los maestros, amigos y tiras de materias me cambiaron completamente. En la secundaria se amalgaman compañeros que provienen de muy diferentes universidades, un crisol de diversas personalidades.
-¿A lo mero macho, chapado a la antigua o un niño ñoño?
-Jajajaja... ¿Un niño ñoño? Mi papa trabajaba en una fábrica de galletas. Era bueno para el albur por estar muy en contacto con “la banda”. Mi mamá venía de una familia cuyo abuelito era dueño de un gran hotel en Aguascalientes, acostumbrado a recibir a la realeza de España, por ello, nos educó de manera muy correcta. A propósito, baja tus codos de la mesa, es una falta de educación, -nos señala en son de broma-.
-¿En la secundaria eras muy sácale punta…?
-Sin permitirnos terminar de formular la siguiente pregunta, nos interrumpe: ¡Caray! Edmundo, te estas metiendo hasta la cocina ¿La neta eres Sicólogo?
-¿Te molesta hablar de tu vida privada?
-No, no y no. Con el paso de los años, he aprendido que todo depende del maestro que tengas enfrente. Mi materia coco fue la Química, que jamás aprendí, no obstante que tuve una maestra mmm... un verdadero bombón, me encantaba su manera de enseñar.
-¿Aún frecuentas a tus amigos de esa etapa?
-Recuerdo con afecto, entre otros muchos más, a Radamés Paz Díaz, un excelente laudista del mundo y que toca en Francia. Un chavo muy simpático, de piel bastantita morena, con el cabello esponjado tipo afro…
-¿Eras muy perro con las niñas?
-¡Órale!, ¿quiéres que te dé la nota o prefieres seguir escudriñando?
-Me fascina rascar el baúl de los recuerdos del entrevistado…
-Ah bueno, obviamente, me gustaban las compañeras, había niñas muy pero muy guapas..
-¿Los caballeros no tenemos memoria?
-Jajaja, aunque fui muy retraído para las chavas, solo recuerdo a una niña que se llamaba Diana y se apellidaba Fernández. Te digo esto, porque hay una parte de mi historia que nos brincamos. Mi abuelo paterno se llamaba Santos Briz Fernández, ¡era mi homónimo!, es decir, mi papá Briz se casó con mi mamá Fernández y construyeron de nuevo los apellidos, así es que estaba destinado a llamarme igual que mi abuelo.
-¿Es verdad que fuiste un rockero endemoniado?
-Cuando estaba en la secundaria, surge un movimiento de rock pesado que ingresa a México muy tímidamente, con unos tentáculos muy foráneos, pero que me enganchó muy cañón…
-¿Eras fan de Kiss?
-¡No!, Kiss fue en los 70’s. En los 80’s fueron Scorpions, JudasPriest, Van Halen, entre otros muchos más, una enorme ola en la que me quedé sumergido.
-¿Te imaginaste pertenecer a uno de esos grupos?
-Sí, a los 15 años me veía como guitarrista de un grupo de rock pesado, era la meta de mi vida.
-¿Al niño lo que pida?
-En efecto, mis papás contrataron un maestro de guitarra y empiezo con el chun ta ta, chun ta ta. Me compraron una guitarra eléctrica preciosa, pero ¡oh desgracia!, ni estudiando tengo ese don. No puedo tocar la guitarra.
-¿Cómo veías al México de ese entonces y quiénes eran tus ídolos?
-Los años 80’s fueron para mí donde México dio un cambio extraordinario. Me parece –y digo que me parece, porque no soy Sociólogo-, que las generaciones pertenecientes a los 50’s, 60’s y 70’s jalaron parejo, es decir, tanto los chavos de la Ibero como los de la UNAM usaban pantalones acampanados, zapatos de plataforma, escuchaban música disco y bailaban con los Bee Gees.
-¿La imagen que proyectaba la televisión era de los más jodidos?
-En efecto, lo mismo podías ver a López Dóriga entrevistar con sus enormes patillas, así como a Los Polivoces.
-¿Un parteaguas en el acontecer nacional?
-Los 80’s, para mí, fue una generación que se rompe y que se abre.
-¿Un orgulloso bebé del Mundial de Fútbol México 70?
Repentinamente, su voz se le quiebra, acomoda sus lentes de carey y exclama: “Sí, pero no lo viví, la que aventaba la chancla era mi abuelita cuando veía jugar a Pelé. Fíjate que esa es una de las cosas que lamento mucho y que agradezco porque, gracias a la memoria del videotape y meterte a las redes sociales, veo los mejores goles de Pelé. No pude verlo jugar en vivo, me hubiera encantado”.
-¿Descubres a un rockero frustrado y te inclinas por el Periodismo?
-El único noticiero que recuerdo haber visto en televisión era el de mediodía con Abraham Zabludovsky, antes de comer junto a mi madre.
-¿Te llamaba la atención Abraham, si todos decían que era un higadito?
-Abraham tenía una simpatía sarcástica increíble…
-Cómo conoces a Jacobo Zabludovsky?
-Ni siquiera lo veía en el noticiero de las mañanas porque me iba muy temprano a la escuela Mexicana Americana, en la colonia del Valle. Me tenía que levantar a las 5 de la mañana…
-¿Al que madruga Dios lo ayuda?
-Siempre dije que no. Prefería trabajar que levantarme tan temprano. Ahora que soy adulto, pero no tan mayor, me convertí en un vampiro noctámbulo, al grado que cuando me invitan a un desayuno o bautismo, les digo que después de las 12 del día.
-¿A lo mero macho, aquí nos tocó vivir?
-Si, aquí nos tocó vivir, pero lo importante es ver lo que hemos hecho.
-¿Dónde te sorprende el terremoto del 19 de septiembre del 85?
-Estaba en la preparatoria en un tercer piso de un edificio que curiosamente estaba unido a otro. Se empezó a mover horrible, la mitad del salón nos quedamos pasmados hasta que pasó.
-¿Sentiste miedo de quedar atrapado?
-Me acuerdo que los papás empezaron a llegar por los demás compañeros. Llegaban las noticias a cuentagotas: que se cayó un puente, luego un edificio, etcétera. Total que mi papá no fue por mí y me regresé a la casa en mi coche.
-En prepa y con coche, ¿qué méritos hiciste para tenerlo?
-Mi papá era amante de los coches. Lo más curioso fue que nunca le pedí coche, lo que sucedió fue que mi hermana cumplió 16 años y le dieron su primer coche, un Renault 18 con quemacocos. Uy, era la reina de la prepa. Luego le compraron un fabuloso Mustang 81. Cuando iba por mí a la prepa me sentía el Príncipe de Gales.
-Déjate de rollos, ¿cuál fue tu primer coche?
-A los 16 años, mi papá me dice que estaba en crisis y no podía comprarme un carro… y que me regala un fabuloso Mustang 79 que convertido al 84, resultó una preciosidad.
-¿Qué fue lo más extravagante que hiciste en la prepa y universidad?
-Poner rampas en la calle y salirme a brincar en la bici.
-¿Cómo llegas a Televisa?
-Un 6 de enero partiendo la Rosca de Reyes, en casa de mi abuelita María Eugenia Rentería (que en paz descanse), llega Juan Manuel Rentería, reportero del noticiero 24 Horas de Jacobo Zabludovsky. Mi papá le dice que ya no me aguantaba con mi escándalo de guitarra, y añade: ¡oye compadre, por favor, llévatelo a trabajar de reportero a ver si ahí la hace!
-¿Una gran oportunidad para trabajar en la tele…?
-¡No hombre!, jamás había visto a Juan Manuel salir en la tele, mucho menos el noticiero de Jacobo Zabludovsky en las noches.
-¿Te costó mucho trabajo aceptar la oferta de tu tío?
-En 1988, cuando llego a Televisa, había desaparecido Televicentro por el terremoto. Todas las oficinas las reubicaron en el edificio de avenida Chapultepec, estaban totalmente hacinados.
-¿Cómo fue tu primer día de chamba en Televisa?
-Acompañé a mi tío al Senado de la República, después a Noticieros Televisa. Su deseo era presentarme con Raúl Hernández Bautista, director de Información, pero quien estaba de guardia era Francisco Ramírez Domínguez, un buen reportero; cuando mi tío ve a Paco, le dice: ¡Hola zorrito!
-¿Cuál fue tu primera sensación estar en Noticieros Televisa?
-Uta, por dentro me dije: ¡no manches!, el Director de Información casi tenía mi edad, jajaja, ¡era la hora de la comida! Pero a las 6 de la tarde todo me queda muy claro al conocer a un hombre de edad, canoso, con enorme experiencia, don Raúl Hernández, quien se me queda viendo con los lentes recargados en la comisura de la nariz y sin quitarse el lápiz de la mano, así me saluda, se mete a su oficina y azota la puerta.
-¿Tenía su carácter el señor Hernández?
-Juan Manuel me dice que le había caído bien a don Raúl porque a nadie saludaba de mano. Estando sentado a un lado de la computadora de mi tío, veo que llega el licenciado Zabludovsky.
-¿Qué sentiste verlo en persona?
-Verlo de cerca me impresionó mucho y cuando vi que saludaba de mano a todos, me di cuenta de su enorme sencillez. Se acerca hasta donde estábamos y le dice a mi tío: “¿que hubo Juan Manuel?” y al estirar su mano para saludarme exclama: ¡qué tal niño? Y se va…
-¿Qué pasaba por tu mente en ese momento?
-Que el licenciado Zabludovsky era una gran persona.
-¿Cuánto tiempo duraste haciendo tus pininos en Noticieros Televisa?
-Jajaja, hasta la fecha sigo haciendo mis pininos, como tú dices…
-¿En qué momento te sueltan al ruedo como reportero?
-Mi periodo fue muy largo. A los 17 años, el licenciado Zabludovsky me dio una oportunidad en el área de producción cuando nace ECO como editor, luego como asistente en el estudio y asistente en creatividad digital.
-¿Un auténtico todólogo televisivo?
-Sé claro. Era jalacables y mandadero en la oficina de Mauricio Viñet. Por cierto, su secretaria me decía tiernamente: “oye Santitos, ¿qué edad tienes?” Le decía que 18 y estudiaba periodismo en la Universidad. “¿Qué demonios haces aquí de office boy?”, continuaba y le contestaba, “¡pues aprendiendo!”.
-¿Era denigrante ser office boy?
-Para nada, al contrario, gracias al gafete podía entrar a todos los estudios y platicar con los camarógrafos. Así, pude conocer al famoso camarógrafo Fello, al que cotorreaba Paco Stanley, quien fue su Floor Manager.
-¿Cuánto tiempo duró la etapa de prueba?
-Un mes. Más tarde, me dicen que me fuera como coordinador de producción de los noticieros Al Aire de Ricardo Rocha y Al Despertar, de Guillermo Ortega Ruiz.
-¿Mucho trabajo?
-La verdad sí, trabajábamos de noche. Llegaba a Televisa a las 8 de la noche y salía a las 6 de la mañana del día siguiente…
-¿Y la escuela?
-Pues de ahí, me iba a la universidad y saliendo de clases, a la una de la tarde, me iba al Senado de la República con Juan Manuel Rentería. La neta, eran unas verdaderas madrizas.
-¿Tu papá seguía pagando tus colegiaturas?
-¡Carajo!, no se te va una. En ese entonces, la fábrica donde trabajaba mi papá quebró y me dice: “hijo, discúlpame, ya no puedo seguir ayudándote con tu escuela ni puedo darte coche”.
-¿Se te venía el mundo encima?
-Curiosamente, Mauricio Viñet me llama a su oficina, me dice que ya estaba bien que anduviera como ayudante de mi tío, pero que me necesitaba como Director de Cámaras en ECO. Me exigía dejar la reporteada y le dije que no.
-¿Cuál fue su reacción?
-Uta, se enojó muchísimo. Me dijo que era un mal agradecido, me mentó la madre, poco faltó para que volteara su escritorio.
-¿Qué le respondiste?
-¡No señor!, yo quiero ser reportero, me jaló del brazo y me dijo: ¡lárgate de mi oficina! Mauricio Viñet era muy amigo de Raúl Hernández, va y me acusa con él, que era yo un mal agradecido, así es que dale la oportunidad pronto a este escuincle porque ya no lo puedo tener en mi oficina.
-¿Qué te dijo Raúl Hernández?
-Que estaba en la fila de espera, tan pronto se abriera una oportunidad, contara con su apoyo.
-¿Cuánto duró la espera?
-No se abrían las oportunidades, la estructura era muy cerrada. Para que alguien pudiera ingresar como reportero, otro se tenía que ir. Hasta que de repente llegó esa anhelada oportunidad y entré como reportero.
-¿Cuál fue tu primera misión como reportero?
-Uff, cubrir las guardias nocturnas. Voy y le pregunto a Rentería: “¿cómo debería hacer las guardias nocturnas?”, y me responde: “no sé güey, hace un chingo de años que no hago eso”.
-¿A rascarte con tus propias uñas?
-Entonces voy y le pregunto a Raúl René Trujilo (QEPD), y me dice: “mira viejito, la regla es muy clara: de dos muertos para arriba sí se cubre, pero de un solo muerto, ni madres que vamos”.
-¿Te quedaste tan tranquilo con esos consejos?
-No sabes. Un día me llama Raúl Hernández, me avienta el periódico Ovaciones en la cara y me grita: “¿para qué carajos lo dejamos de guardia si se le va todo?”. Alcanzo leer: “Calcinado al explotar una pipa de gas”.
-¿Trágame tierra?
-Voy con Raúl René, le digo que el jefe me había puesto como palo de perico, con una sonrisa me dice: ¡ay viejito, te faltó olfato de reportero, si es una pipa que está ardiendo, pues a güevo que vas!
-¿Por fin aprendías el feeling del periodismo?
-Pues sí, pero más que feeling, es vocación, sentimiento y olfato.
De pronto, se le quiebra la voz, se quita los lentes, me percato que de sus ojos salen lágrimas y exclama: ¡Neta, yo no tenía ese olfato periodístico para la nota policiaca, pero sí para cuestiones del Senado, lo había aprendido a la perfección con Juan Manuel Rentería!
-¿Lo que de chico se aprende, jamás se olvida?
-Me tocó presenciar los primeros debates en el Senado con integrantes de la oposición. Jamás voy a olvidar cuando vi llegar a Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Roberto Robles Garnica y Cristóbal Arias…
-¿Un periodista nace o se hace?
-¡Uf! Qué preguntas me haces, es como si te dijera ¿un guitarrista nace o se hace?..
-¿Me quieres chamaquear?
-No pues no…
-Insisto, ¿un periodista nace o se hace?
Un tanto desconcertado, suspira profundamente, se me queda viendo fijamente. Se relaja y con voz un poco más suave me responde: “híjole, yo creo que una parte nace[EHCC1] , pero la otra también se hace…”
-¿Me puedes aclarar en qué consiste eso de que también se hace?
-Se hace pendejo también.
-¿A lo mero macho, los reporteros se hacen pendejos?
-Órale, me queda muy claro que para esta profesión -de reportero o periodista-, debes tener algo que se llama vocación.
-¿Haz lo que debas, aunque debas lo que hagas?
-Si no tienes una verdadera vocación por el Periodismo, por más que estudies, por más guardias que hagas, por más entrevistas que realices y por más reportajes que lleves a cabo, si no le tienes ese verdadero amor a la profesión, jamás, pero jamás, llegarás a ser un verdadero periodista completo.
-¿Qué demonios va a suceder con el Periodismo de escritorio?
-Qué buena pregunta. El periodismo no es cuestión de matemáticas, sino de olfato. Me preocupa mucho el Periodismo de escritorio o de redes sociales, porque el verdadero periodista debe estar en el lugar de los hechos y vivirlo intensamente.
-¿Cuántas veces lloraste porque no subieron al aire una nota tuya?
-Todavía sigo llorando, sigo pataleando, sigo peleando y muy enojado. Estando de guardia nocturna en Noticieros Televisa entendí el olfato periodístico, tienes que rastrear la noticia.
-¿Qué sucede cuando te ocultan la información?
-Un día me avisan de un incendio en una agencia funeraria en la calle Sullivan de la colonia San Rafael. Pregunté si era en Gayosso, pero me informan que no, era una de las llamadas chiquitas. Debido a ello, no le di mucha importancia y no lo cubrí.
-¿De nuevo se te fue la nota?
-Al día siguiente del incendio, estaba en clases en la universidad, me llega un mensaje: “Urgente se presente en Noticieros Televisa”. Al llegar a la oficina del Jefe de Información, me avienta el periódico Ovaciones en la cara y veo la foto principal de primera plana. Había como 20 ataúdes apilados en la banqueta y en medio de ellos, las prostitutas…
-¡Vaya Foto!
-¡Una foto IM-PRE-SIO-NANTE!
-¿Y que decía la cabeza de la nota?
-¡SEDUCIENDO A LA MUERTE!
-¿Qué pensaste de inmediato?
-Carajo, de nuevo se me fue la nota…
-¿Cuál fue la reacción de tus jefes?
-Raúl Hernández se quedó pasmado porque le dije tajante que se me había ido la nota y el jefe estaba acostumbrado a los pretextos de los reporteros. No daba crédito que reconociera mi error, solo me pidió que pusiera más atención.
-¿La guardia nocturna, el colchón de los demás?
-Resulta que un día, a las 9 de la noche, se voltea una pipa de gasolina y quien estaba de guardia era Paco Patiño y me dice: “oye, se acaba de voltear una pipa en Azcapotzalco, pero no pasó nada”. A la 1 de la mañana, aparece un cable de Notimex resaltando que la pipa accidentada tenía 30 mil litros de gasolina. Le pido a un camarógrafo que me acompañara. Con cierto fastidio, recalca: ¡compadrito, eso sucedió a las 9 de la noche! Le digo que me vale madre y teníamos que ir porque existía un alto índice de explosividad.
-¿Tenías miedo de morir en la posible explosión?
-Cuando llegamos al lugar, me informan que el drenaje contaminado con gasolina pasaba por debajo de cuatro unidades habitacionales. Ahí empecé afilar el olfato por la noticia.
-¿Cuántas veces te han obligado a maquillar las noticias?
-Una cosa es la censura que existió, no se niega porque la viví, y otra cosa es la autocensura. Cuando se dieron los atentados del Procup contra instituciones bancarias, mi nota decía que había sido un bombazo. Inmediatamente recibo la orden de minimizar el hecho como un simple “petardo”, cuando en realidad volaron los cristales de tres edificios alrededor.
-¿Cómo salió tu nota al aire?
-No, nunca fue transmitida.
-¿Pensaste renunciar a Televisa?
-Sí, mi reacción fue salirme de Televisa muy indignado. Justo cuando iba caminando por los pasillos de Televisa, me encuentro a Daniel Flores Meneses quien me aconseja que si quería se publicaran notas de ese tipo, que buscara otros medios, porque en Televisa jamás me dejarían.
-¿A lo mero macho, cuántas veces has deseado tirar la toalla?
-Tanto como “tirar la toalla” como tú dices, no, la verdad es que no.
-¿Pensaste cambiar de televisora?
-No precisamente…
-¿Mucho amor a la camiseta?
-Santos Briz Fernández siempre ha hecho televisión, el complemento de su trabajo es, ha sido y seguirá siendo la cámara. Mis inicios en la televisión fueron en el área de producción. Le doy muchísima importancia a la imagen.
-¿Una imagen dice más que mil palabras?
-¡Exacto! Mi postura no fue cambiarme de medio, sino hacer cambiar al medio.
-¿Cuál sería la fórmula o estrategia para lograr tu cometido?
-La única forma de hacer cambiar un medio es de adentro, criticarlo desde adentro y renovarlo desde adentro y no desde afuera.
-¿Te consideras un moderno Espartacus de la televisión?
-Uf, no seas tan duro conmigo. ¿Un Espartacus yo? No, no me considero tal.