Regresan las lluvias y con ellas el temor para afectados por Willa
MORELIA, Mich., 1 de junio de 2019.- A poco más de siete meses de las inundaciones provocadas por el paso del huracán Willa en Morelia y tras las primeras lluvias de la temporada de este año, retornan el temor y la incertidumbre entre los vecinos de colonias que se vieran afectadas por las precipitaciones pluviales intensas, los encharcamientos severos y las inundaciones registradas en octubre de 2018.
Residentes de la colonia Agustín Arriaga Rivera aún no concluyen el proceso de recuperación de las pérdidas y los perjuicios que sufrieron luego que el agua desbordada de ríos, drenes y canales y las descargas acumuladas en las vialidades ingresara a sus casas hasta alcanzar niveles superiores a un metro de altura, y la ausencia de medidas de prevención implementadas por las autoridades han hecho resurgir la posibilidad de ver su integridad física en riesgo y dañado de forma irreversible su patrimonio.
“Ayer (jueves 30 de mayo) fue el primer susto, llovió muy fuerte y el agua de inmediato inundó las calles; afortunadamente, no duró tanto como para meterse a las casas, pero ya sentimos el temor de que todo se repita, una vez más”, expresó Sergio Eduardo Cruz, quien labora en una cocina económica instalada en la colonia Agustín Arriaga Rivera.
En la última semana de octubre de 2018, Sergio Eduardo Cruz y su familia, así como otras personas que habitaban en las 42 colonias más impactadas por la contingencia, se encontraban afanados en la limpieza de sus hogares, el retiro del lodo y la eliminación de los malos olores que dejaron a su paso las aguas que inundaron su hogar.
Ahora, con su negocio en operaciones gracias a los apoyos recibidos de sus seres queridos y de los gobiernos estatal y municipal, reclama la falta de acciones que permitan que la temporada de lluvias no sea una temporada de pesadillas.
“En su momento, sí nos dieron apoyos, nos dieron una estufa y dinero a fondo perdido, con lo que completamos la ayuda de la familia para poder reabrir a unos días de las inundaciones y seguir trabajando, pero hacen falta las medidas de precaución”, reiteró.
Este año, a diferencia de anteriores, no se ha dragado el río Grande, por lo que la basura que ciudadanos ajenos a los asentamientos cercanos depositan en su cauce y márgenes amenaza con dificultar el flujo del agua y reducir su capacidad de contención, además de que se ignora si el cárcamo próximo funciona correctamente.
“Todavía no terminamos de recuperarnos, vamos al pasito, porque esto es muy lento, no hay billetes suficientes, pero ya tuvimos que desembolsar los primeros 500 pesos para reparar nuestro techo, que salió dañado con la lluvia del jueves”, agregó Tomas Cruz Gómez, propietario de una tienda de abarrotes.
Además, el agua destruyó la lona con la que protegía el acceso de su negocio y el nivel de los encharcamientos en las vialidades le advirtió de la necesidad de buscar proteger con antelación sus propiedades, ante un probable ingreso de líquido a su negocio y casa.
No es suficiente lo que Tomás Cruz y su familia puedan hacer, ya que la segunda planta de su vivienda aún no se encuentra terminada y no es un refugio seguro para sus seres queridos y sus propiedades.
El pequeño comercio experimentó ingreso de agua por cerca de un metro, lo que ocasionó la pérdida de mercancía y aparatos necesarios para su operación, como refrigeradores; aunque contó con apoyo gubernamental para adquirir un poco de mercancía nueva y algunos muebles, no ha recuperado todo su equipamiento y ya teme verse otra vez en esa situación crítica.
“No nos dieron refrigeradores, aunque Silvano (Aureoles, gobernador del estado) dijo que los habría, se los dieron a gente que vive más adelante, en zonas que no se inundaron, así que el respaldo del gobierno fue mínimo, la mayor parte de lo que recibimos fue de nuestra familia2, expresó Tomás Cruz.
Perdió las mesas, sillas, mantelería y loza que rentaba, así como parte de sus muebles, pero Nora García, vecina de la colonia Agustín Arriaga Rivera, no fue receptora de apoyos en muebles, aparatos y electrodomésticos, como tampoco en recursos para reactivar su negocio.
“No logré recuperarme, ahora debo rentar los muebles que todavía exhiben los daños que sufrieron por el agua y tuve que comprar más mantelería y loza, porque la que poseía se perdió”, refirió.
Han sido años de pérdidas para la familia de Nora García, pese a medidas adoptadas por ellos para prevenir o mitigar las afectaciones que suelen acompañar a la temporada de lluvias.
“Mi esposo ha subido tres veces el nivel del piso; mis hijos ponen barreras que ayudan cuando sólo hay encharcamientos, pero que de nada sirven ante una inundación; estamos pendientes para subir al segundo piso nuestras cosas si se mete el agua, pero todo esto, que es muy desgastante, no ha sido suficiente, nos seguimos inundando, me dan ganas de llorar, pero ya debo estar acostumbrada tengo callo, y no hay remedio”, detalló.
Sólo la tromba del pasado 30 de mayo le significó una limpieza que no concluyó sino hasta las 02:00 horas del día siguiente, así como el miedo a ver sus pertenencias bajo el agua.
“Año con año nos inundamos, porque las autoridades no sirven para nada, el río no se arregla, no se limpia, y las obras que traen, en vez de ayudarnos nos ahogan más”, aseveró Froilán Gómez, propietario de una miscelánea.
Las lluvias que ocasionó Willa en octubre de 2018 le dejaron en una condición crítica, de la que lentamente pudo sobreponerse y reactivar su tienda de abarrotes, aunque no ha logrado evitar que de forma constante las inundaciones le pongan en situaciones difíciles.
“Ya es justo que nos hagan tantito caso, da lástima ver a la gente entre el lodo, tratando de salvar sus cosas y de que sus niños no se mojen, lo que es inútil, porque igual pierden sus muebles y sus pertenencias”, lamentó.
“Muchos nos dicen que por qué no nos vamos a otro sitio, que aquí se inunda cada año y que sería mejor vivir en otro lugar, pero no hay a dónde irse, no podemos pagar renta y tampoco vender nuestras casas, porque la gente no las compra, tampoco quiere inundarse, no nos queda más que seguir esforzándonos y exigir a los gobiernos que cumplan”, indicó Froilán Gómez.