Reflexión sobre la vida y la muerte a través de Soliloquios en el FICM
MORELIA, Mich., 9 de octubre de 2024.- En el cortometraje Soliloquios, dirigido por Bernardo Rugama, hay, como indica el nombre del corto, una profunda reflexión sobre la vida y la muerte, sobre los instantes previos a algo, si el conocimiento de ese algo pudiera evitar ese desenlace, son en suma las reflexiones de un hombre enfermo.
Este cortometraje, lleno de imágenes disímiles, a veces caóticas, a veces relajantes, participará en competencia en la Sección Michoacana dentro de la vigésima segunda edición del Festival Internacional de cine Morelia (FICM), que se presentará del 18 al 27 de octubre.
En una entrevista con el realizador, este externó a Quadratín que llegó al cortometraje porque estuvo enfermo de la columna vertebral, de la médula espinal, por lo que estuvo grave y en cama sin moverse por unos tres meses, y después de manera intermitente tuvo que evitar los movimientos.
En este tiempo, recordó, tuvo mucha reflexión sobre muchas cosas que están ahí y nunca se piensan, por eso se llama Soliloquios porque a final de cuenta eran conversaciones con él mismo, "tenía mucho tiempo solo viendo el techo o viendo una pared o la otra pared, y es básicamente una catarsis evocada por esta enfermedad".
Al salir de esta situación y revisando lo que había hecho, estuvo en una disyuntiva si participar en esta edición o no, porque desde hace 18 años que vive en Morelia trata de participar en cada una de las ediciones, y por lo menos lleva unos siete cortometrajes en distintas ediciones de esta fiesta fílmica.
En esta ocasión vio que podía hacer algo, primero porque quiso hacer una catarsis con estas preguntas que uno se hace cuando mantiene condiciones como la que vivió, y en segundo lugar porque contaba con muchas imágenes que ha ido recolectando a lo largo de su vida.
"Yo soy muy visual, entonces cada vez que viajo cargo con una cámara digital y con mi celular que también trato de siempre tenerlo con las cámaras lo más sofisticadas posibles, para poder capturar ya sea una fotografía o un video de lo que yo me encuentre por ahí", expresó.
En este modelo de narrativa que hizo en Soliloquios, las imágenes que fue recolectando ayudaron a contrastar o a que la narrativa fuera más poderosa, "no solo las palabras, sino que estas estuvieran acompañadas por algo que te moviera visualmente", expresó e indicó que al final no lo pudo terminar como él quería porque se le vino el tiempo encima, por lo que tuvo que hacer un corte final.
Dejó entrever que probablemente podría darle un acabado distinto a su trabajo con el tiempo, porque no solamente es un soliloquio, sino que son varios, detalló, aunque la música ayuda que se delimiten los fragmentos, "me hubiera gustado hacerlo por lo menos un poquitito más digerible, ya que lo veo en retrospectiva, pero pues es lo que es".
Participa ahora en el FICM, no obstante este trabajo muy íntimo no tiene mayores intenciones que ser algo catártico, no tiene pretensiones porque no las tiene su realizador, aseveró Bernardo, porque lo que vivió en el tiempo que estuvo enfermo le resultó hasta humillante incluso para los otros quienes le ayudaban porque no podía valerse por sí mismo. Es también un compromiso con una segunda oportunidad de vida.
Bernardo manifestó no tener expectativas sobre el camino que vaya a seguir su cortometraje, él ha realizado otros cortometrajes porque tiene una necesidad creativa, tiene tanto de cortos como de largometrajes porque encuentra un gusto en el escribir y en poder plasmar ideas en guiones cinematográficos, le gusta participar pero no tiene expectativas más allá de esto, aclaró.