Raymundo Pérez, una historia de migrantes
MORELIA, Mich., 18 de diciembre de 2018.- Para Raymundo Pérez, originario de Ciudad de México pero radicado en Michoacán desde hace seis años cuando regresó de los Estados Unidos, la experiencia de migrar fue complicada aunque cruzó junto a su familia a los 17 años, y lo hizo, en apariencia, de manera fácil.
Como muchos mexicanos él tuvo que ir a Estados Unidos por cuestiones económicas; "fue algo complicado, pero la pasada fue como con la mayoría de los michoacanos, sin documentos, y da miedo porque no sabes que vas a encontrar del otro lado... da un poco de miedo", reconoce Raymundo.
"El proceso fue que salimos muy temprano de aquí para Tijuana, hacia un hotel, y de ahí nos llevaron a la garita y de ahí pasamos directamente hasta Los Ángeles. Fue en ese día, fue muy rápido a comparación de otros compañeros que ya tenían muchos meses ahí" relata a Quadratín.
Explica que al llegar a Los Ángeles sintió el racismo porque había muchos afroamericanos gritándoles 'cosas', en ese momento no sabía qué les decían pero por las expresiones sabía que era algo agresivo en contra de ellos. Algo muy diferente al trato de los anglosajones quienes siempre fueron muy amables, manifiesta, y asegura que el trato con los connacionales puede ponerse a veces ríspido debido a la competencia laboral.
"Mi papá estaba bien económicamente pero después de ese gobierno (de Carlos Salinas de Gortari) hubo un declive en cuanto a la economía en la casa, y se tuvieron que vender las casas, ya se tenían ya adeudos. Mi papá tenía visa y él se fue primero y ya después se llevó a mi mamá y a mi hermana menor y después decidieron que todos nos fuéramos para allá", señala, sobre los motivos que tuvieron para dejar el país.
Raymundo señala que pasaron la garita caminando porque unos conocidos les prestaron unos papeles, "era un pase fronterizo y con ese entramos. La verdad no nos pidieron mucha información, solamente checaron la tarjeta y nos dejaron pasar y llegamos allá. Tuve compañeros allá en Estados Unidos que la verdad la pasaron muy mal porque estuvieron semanas perdidos en el desierto, incluso con diarrea con toda la comida que llevaban porque se les iba echando a perder en el camino; testimonios muy crudos".
Los 12 años que estuvo Raymundo en los Estados Unidos se le fue el tiempo en puro trabajar, "por eso fue que decidí que ya quería establecer mi familia y me regresé a México y establecerme acá; estoy casado y conocí aquí a mi esposa", expone el hombre, quien tiene dos hijos, uno de 13 años y otro de 3 años.
Una fábrica de vino de mesa le dio trabajo en el condado de Sonoma, California, durante los 12 años que estuvo en la Unión Americana. En ese lugar más de la mitad de los empleados eran ilegales y con frecuencia había una sensación de que los pudieran deportar.
No le recomienda a nadie vivir la experiencia de migrar de manera indocumentada, menos a sus hijos a quienes les dice que la única manera de ir a los Estados Unidos es de visita o para estudiar, de otro modo la experiencia no es agradable.
Ahora tiene que replantearse sacar una visa para poder visitar a su familia que sigue viviendo allá, trabajando jornadas largas. Hace tiempo no los ve físicamente pero si lo hace a través de las redes sociales y la tecnología. No lo recomiendo, reitera.