Raspados, fresco aliado contra el calor que persiste pese a competencia
29 de abril de 2018
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23:19
Uriel Morales Pérez/Quadratín
MORELIA, Mich., 28 de abril de 2018.- Agua natural, de sabores, refrescos y hasta cervezas son las alternativas más recurridas por la gente en esta época de calor con las altas temperaturas registradas.
Pero hay otras opciones que desde generaciones han sido las predilectas, aunque ahora se enfrenten a la competencia que poco a poco las desplaza.
Tal es el caso de los raspados, esta bebida preparada con hielo triturado obtenido de una barra al que se le agrega un jarabe elaborado con frutas y azúcar hervidos previamente para mezclarlos.
Esta venta es común en las calles de colonias e inicialmente en zonas rurales pero poco a poco fueron ganando terreno y han representado una fuente de ingreso, principalmente para adultos mayores que ven en esta actividad un motivo para seguir elaborando.
Así vive don Jesús, un hombre que desde 1978 ha adoptado esta venta con entusiasmo y hoy se ubica en las canchas conocidas como Policía y Tránsito, representando primero un negocio, aunque ahora ya no lo es tanto.
"Aquí tengo desde 1977 vendiendo raspados; yo me dedicaba a la obra pero ahora ya no puedo y estoy en esto para sacar algo para comer porque ya no hay trabajo para uno de viejo".
Asimismo, comenta que pese a que en los últimos años el clima se ha vuelto más extremo, esto no ha sido favorable, pues las ventas ya no son como antes e incluso van más en picada.
"Las cosas están mal, está pesado, traigo siempre un cuartito de hielo pero no se acaba; no hay dinero, estamos mal con el gobierno que nos tiene mal".
Don Jesús espera que las cosas mejoren y la gente siga optando por las bebidas naturales, las de antaño, las que están libres de sustancias químicas y que siguen su proceso casero y que representan ingreso para muchas familias.
Reconoce que actualmente la competencia que hay en cada crucero y calle de la ciudad con bolis preparados industrialmente les ha arrebatado gran parte de sus clientes, pero mantiene la fe de que el gusto por los raspados no muera y persista por generaciones.