¿Quién fue José María Morelos?
MORELIA, Mich., 30 de septiembre de 2020.- José María Teclo Morelos y Pavón cura de Carácuaro y Nocupétaro, sí, pero también fue un emprendedor, arriero, padre y al final de sus años un férreo militar y legislador que heredó a México la primer Constitución que rigió a nuestro país.
Centenares de títulos sobre el Siervo de la Nación abarrotan las bibliotecas de Morelia y de México, desde los más antiquísimos, escritos años después de su muerte, hasta los más novedosos que abordan al personaje desde una perspectiva más humana, alejada de la visión de la historia de bronce, de héroes y villanos.
Pero, ¿quién fue José María Morelos?
A decir de la historiadora Silvia Molina, investigadora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, fue hijo de un humilde carpintero, quien, conocedor de las desventajas de ser mestizo en un mundo de blancos, registró a sus hijos como españoles, pese a los rasgos mulatos tan notorios.
Nacido el 30 de septiembre, en el acceso al convento de los frailes agustinos, José María Teclo Morelos y Pavón fue registrado como español y creció en Valladolid, ciudad conocida como El jardín de la Nueva España.
A lo largo de su vida "lo mismo fue arriero que tenedor de libros", refiere la historiadora; sacerdote y aprendiz de diversos oficios; criador de ganado y correo; sacerdote en Churumuco, Carácuaro y Nocupétaro; hombre de familia, legislador y general en jefe del Ejército del Sur.
Al cabo de concluir sus estudios diocesanos pasó a administrar el curato de Churumuco y en seguida a Carácuaro y Nocupétaro, donde continuaba con su vida de pequeño empresario, como arriero, y también donde se convirtió en padre.
Morelos y Pavón tuvo dos hijos con Brígida Almonte, una mestiza con la que se relacionó en su estancia en los cuartos de Carácuaro y Nocupétaro, hijos que llevaron por nombre Juan Nepomuceno Almonte y Guadalupe, mujer reconocida por el Siervo de la Nación en el juicio que le siguió la Santa Inquisición y en la que se inspiró el escritor Pedro Ángel Palou, autor de Morelos. Morir es nada.
Siendo sacerdote en Tierra Caliente, José María Morelos se enteró del levantamiento contra los españoles, encabezado por su maestro Miguel Hidalgo y Costilla, tomó camino para unirse a la causa libertaria.
En Indaparapeo fue comisionado por el que fuera rector del colegio de San Nicolás para levantar los pueblos del Sur, desde Carácuaro hasta Acapulco, Morelos y Oaxaca, transformándose el cura en el personaje más sobresaliente del movimiento y el azote de los gachupines.
En los cuatro años que encabezó el movimiento suprimió la esclavitud, las castas y ordenó que todos los nacidos en América debían ser llamados americanos e inauguró el primer Congreso en la ciudad de Chilpancingo y con ello vinieron los Sentimientos de la Nación, documento que sentó las bases para la Constitución y cuyo espíritu sigue vigente.
"Que la América es libre e independiente de España y de otra nación, gobierno o monarquía, y que así se sancione, dando al mundo las razones", versa el primer punto del documento.
Tal herencia y humildad de Morelos, reconocido por el Congreso como Generalísimo y Siervo de la Nación, le valieron reconocimientos de historiadores y biógrafos, como el de Carlos María de Bustamante, quien escribió en 1822:
"¿Y quién no ve que él es delimitado catálogo de ilustres personajes debemos colocar (cuando celebramos el día fausto de nuestra independencia) al muy honorable y excelentísimo señor Don José María Morelos y Pavón cura de Carácuaro y Nocupétaro, General en Jefe del Ejército del Sur, fundador del primer Congreso Nacional de Chilpancingo y ornamento precioso, no menos que ilustre víctima inmolada por la libertad del esclavizada nación mexicana…? ¡Vive Dios! que al tiempo de pronunciar este nombre, nombre para mi, dulce y respetable, no menos que el tiempo de escribirlo, mi corazón agitado de extraordinarios latidos, vuela a la región del entusiasmo e invoca en su auxilio a los genios de otros muchos caudillos, qué tan intrépidos como él, sellaron con su sangre su amor purísimo a la Patria en el campo de batalla", escribió sobre el michoacano de mayor reconocimiento en México, y porqué no, de América Latina.
Después del Congreso de Chilpancingo, el Generalísimo continuó su recorrido, sin embargo, pronto fue apresado por el enemigo, pues era uno de los hombres más buscados por los españoles, sino el que más por el avance logrado en tan poco tiempo.
El 5 de noviembre fue arrestado, llevado a la Ciudad de México, enjuiciado por la Iglesia, la justicia civil y procesado por la Inquisición, en medio de aquel suplicio le escribió a su hijo Juan Nepomuceno:
" Mi querido hijo Juan: Tal vez en los momentos que esta escribo, muy distante estarás de mi muerte próxima. El día 5 de este mes de los muertos he sido tomado prisionero por los gachupines y marcho para ser juzgado por el caribe de Calleja. Morir es nada, cuando por la patria se muere, y yo he cumplido como debo con mi conciencia y como americano…"
Ese fue el último texto del Rayo del Sur, porque el 22 de diciembre de 1815 fue conducido a Ecatepec, donde se ejecutó la condena de muerte.
Fuentes:
Pedro Ángel Palou, Morelos. Morir es nada, editorial Planeta, 2007.
José María Morelos y Pavón, Sentimientos de la Nación, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
José Fabián Ruiz, Morelos. Legislador nacionalista: Chilpancingo, Apatzingán y Ario.
Carlos Herrejón Paredes, Los procesos de Morelos, editorial El Colegio de Michoacán.
Silvia Molina, José María Morelos. Generalísimo y siervo, INEHRM.
Carlos María de Bustamante, México, 1822.