Pese a pandemia, padres esperan a sus niños frente al hospital Infantil
MORELIA, Mich., 19 de junio de 2020.- Ante la enfermedad de un infante, nada valen las pandemias, las lluvias, el intenso calor o el propio malestar: padres y madres de pequeños pacientes internos en el hospital Infantil aguardan, pese a las condiciones complejas, en las inmediaciones del nosocomio, que sus niños se recuperen.
Recostados en hamacas, sentados en las bancas de cantera que se ubican en el bosque Cuauhtémoc o de pie, entre los árboles del lugar, familias completas o adultos solos esperan por sus hijos, nietos, hermanos o sobrinos atendidos en el hospital Infantil, en condiciones que van desde la incomodad por las horas a la expectativa y la falta de recursos y apoyos, incluso para lo más necesario.
Un diagnóstico de apendicitis orilló el traslado del hijo de José María García, residente de Arteaga, a Morelia, donde el Niño suma cinco días de tratamiento.
Aunque José María García y su esposa permanecen todo el día en el bosque Cuauhtémoc, pendientes de cualquier noticia sobre su pequeño, las incomodidades se han visto aminoradas por la buena evolución de la salud del niño y el apoyo financiero que un familiar les ha proporcionado, señaló.
Respecto del clima, “nada más ayer (jueves) nos tocó lluvia, pero afortunadamente no nos mojamos, no nos hemos enfermado y esperamos que hoy mismo den de alta a mi hijo”.
La situación de Francisco Jair, con una infección pulmonar, es más complicada: a 15 días de su internamiento en el hospital Infantil, su madre, Rita Medina, acompañada por su padre y abuelos, dividen su tiempo entre las hamacas que colocaron cerca del nosocomio y el coche particular que les resguarda de la intemperie durante la noche.
“No nos hemos enfermado, no nos hemos mojado, es difícil estar aquí, pero nuestros familiares nos han ayudado con dinero para medicamentos o con traernos un taco para comer; otras personas sí se han mojado y la han pasado con más problemas”, explicó Rita Medina.
Aunque no hay una fecha estimada para el egreso hospitalario de Francisco Jair, Rita Medina confió en que el pequeño podrá sanar y regresar pronto con su familia, la que aguarda por él instalada en el bosque Cuauhtémoc.
La enfermedad de un hijo siempre es dolorosa para los padres, pero cuando se suma la falta de recursos para atenderlo las condiciones se tornan complejas y duras.
María Nazaria, de Apatzingán, cumple el período postoperatorio en el bosque Cuauhtémoc, luego de dar a luz a un bebé que, a 35 días de nacer, no logra retener alimento y padece trastornos intestinales.
Acompañada por su esposo y mientras su hija adolescente atiende a sus cinco hermanos menores, María Nazaria permanece pendiente de su recién nacido, mientras se recupera de fiebre que debió atender con un médico adscrito a una farmacia y con medicamentos para los cuales pidió dinero prestado a otros familiares de niños internos en el hospital Infantil.
Aunque ella y su esposo duermen en el albergue aledaño al nosocomio, no se retiran de sus cercanías para atender con prontitud cualquier requerimiento de quienes cuidan a su hijo, lo que impide que puedan buscar recursos para subsistir, como también tramitar algún apoyo gubernamental.
Un agente patógeno que ha dejado múltiples afectados en distintas latitudes del orbe; un clima caluroso que, a veces, se permite algunas lluvias intensas; la incertidumbre; la falta de ayuda de familiares o del gobierno, nada impide a padres y madres de pacientes del hospital Infantil quedarse cerca hasta la recuperación de sus pequeños.