El peregrinar de las familias para ver a sus reos en víspera de Navidad
MORELIA, Mich., 24 de diciembre 2017.- La cadena humana alcanzaba al menos unas 300 almas.
Eran infantes, hombres y mujeres, muchas de ellas ancianas.
El recurrente, eran bolsas de polietileno. Ahí se veían bolillos, cestos con alimentos y algunos regalos con moños; también cartas, pese a que el correo desapareció prácticamente en el país, tras la incursión de las redes sociales.
Y luego, el padecimiento burocrático; la entrega de la documentación y la revisión obligada.
En el peregrinar, la robusta mujer no llegaba a los 50 años. Lagrimea, llora; pide ver a su pareja. No la dejan por falta de un documento. Va con hijas y nietas; todas están en tristeza y confusión.
Iban en ánimo de pasar Navidad con el interno, pero no lo lograron.
Le abarrotan los micrófonos y cámaras; le entrevistan y demanda el ingreso.
Hoy, los internos tendrán su festejo con un menú de carne de puerco con chile y bebidas decentes.
También, la Navidad, coincide con la visita familiar.
La población carcelaria, alcanza los mil 800 reos, incluidas las mujeres.
Los barrotes y las mallas, no son obstáculo para restablecer el reencuentro familiar.
El preso no está solo, siempre estará la familia...su último rincón.