Panteones el Día de la Madre: cuando el luto da paso a los recuerdos
MORELIA, Mich., 10 de mayo de 2018.- Las calles aledañas al panteón municipal de Morelia se encontraban repletas de gente, autos y comerciantes de flores. Este 10 de mayo, Día de la Madre, las personas suelen acudir al panteón a visitar a sus progenitoras que ya han partido; familias enteras visitan este día las tumbas llevando flores y aseándolas.
No parece haber tristeza en el panteón: los niños juegan con pelotas, los adultos conviven, hablan entre ellos, recuerdan lo que les gustaba a sus madres, el tiempo que compartieron con ellas. Colocan flores, arreglan las tumbas, los jardines, riegan con agua las plantas; parece más una fiesta, ya no hay luto, solo recuerdos. Es una convivencia, es una sobremesa.
Y esta idea festiva es reforzada por la presencia de mariachis, solistas y grupos musicales que amenizan los momentos. La música es un elemento importante para recordar a las madres. Se escuchan temas como Amor eterno de Juan Gabriel, Dos coronas a mi madre, que hiciera popular la agrupación Los Cadetes de Linares; Mi gusto es, de Alfonso Esparza Oteo, o Hermoso cariño, autoría de Fernando Zenaido Maldonado.
Los costos de la música son variados, así como los géneros; los cantantes solitarios pueden cobrar de 20 a 50 por canción. Cuando son tríos, el costo es parecido, por ello es mejor andar solos. Con el mariachi es muy diferente, una hora puede costar alrededor de 4 mil pesos con 10 integrantes: "puede hab
Unos músicos, que lo mismo pueden tocar como solistas o integrarse con un trío, explican a Quadratín que necesitan dinero y por eso están en el panteón. "Los clientes casi no responden, si ando yo solito me dan 20 pesos por una canción, si ando con ellos nos dan 20 a todos. Mejor me corto yo solito", señala.
La señora María Auxilio cuenta que no tiene más intención que visitar a sus difuntos. Su madre tiene aproximadamente 25 años de haber fallecido y una hermana más murió hace casi cuatro años. "No somos mucha familia, algunos tienen que hacer algunos trabajos, otros andan en otros lados y nada más los que estamos aquí, aquí nos juntamos. Dice que permanecen ahí alrededor de cuatro horas.
Por su parte, la señora Fabiola dice que se pasan casi todo el día en el panteón, incluso ahí comen. Su jornada comienza temprano; se quedan de ver con sus hermanos en la entrada, compran flores, se ponen a limpiar la tumba y ahí se quedan a platicar, "aquí lloramos, platicamos, nos reímos". Van a hacer una "coperacha" con los hermanos para contratar un grupo de música norteña.
Su hermana, Esperanza, relata que a su madre le gustaba mucho la música norteña y casi en cualquier festejo de su familia se escucha este género musical, "cuando hacemos fiestas, '¿quién va a tocar?' No, pues norteño, y malita pues ahí va, chiflaba, bailaba, donde quiera que andábamos puro norteño", expresa emocionada.