Nurio, entre cenizas humeantes y un pueblo en recelo
PARACHO, Mich.,12 de marzo de 2021.- La comunidad de Nurio esta recelosa, se sabe centro de atención a raíz del incendio de un patrimonio cultural; lo es desde que el fuego consumió al templo de Santiago Apóstol el domingo pasado, reduciéndolo a cenizas, las cuales, hasta este jueves, seguían humeando.
Es medio día, hace calor con viento. Hay pocas personas en la plaza principal, los elementos de la Policía Comunal resguardan los alrededores del templo, el cual se encuentra acordonado con una cinta roja, para evitar que las personas entren, sobre todo porque las paredes, aún en pie, se encuentran débiles tras recibir el agua para sofocar el incendio.
Bajo un toldo de Tecate, situado frente al templo, están unas mujeres sentadas sobre las bancas que pudieron ser rescatadas. Miran con tristeza, parecen resguardar la imagen de Santiago Apóstol que está en una urna junto a ellas. Observan el ir y venir de autoridades y especialistas que evalúan los daños, pero ellas no necesitan especialistas, sus miradas los evidencian.
La comunidad está regida por usos y costumbres, las jerarquías importan. El jefe de tenencia, quien también es el propietario de la comunidad, es con quien hay que entrevistarse si se es foráneo, para llevar a cabo alguna actividad, incluso para entrevistar a la gente.
Se acerca un grupo de personas. Algunos llevan chalecos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), otros simplemente llevan chalecos de seguridad. Entre el grupo, van el jefe de tenencia y el director del Centro INAH Michoacán, están acompañados por los expertos valuadores de daños patrimoniales, y se disponen a entrar a las ruinas grises y humeantes del templo.
Así lo hacen. Previamente a su llegada, los elementos de la Policía Comunal lanzaron agua a los muros a través de una bomba, porque en algunos sitios incluso se podían ver pequeñas llamas.
Mientras los especialistas en patrimonio van revisando las ruinas, al fondo en la capilla del conjunto hospitalario, unas mujeres permanecen rezando. Una de ellas, hincada ante el altar, lo hace en voz alta, y a su alrededor se distinguen a la penumbra, distintas figuras y objetos rescatados del incendio.
Es jueves, es mediodía y hace calor. A lo lejos se ven remolinos, ya son tornados perfectamente formados de polvo, con la característica típica de un tubo que va al cielo. Un hombre mira el fenómeno, "eso nos perjudicó, ", dice convencido, y explica que el fuego fue avivado por el viento que se enroscaba en lo alto. Ahora vienen las lluvias; el tiempo apremia.