Normalización sesga cifras sobre alcoholismo: SSM
PÁTZCUARO, Mich., 16 de noviembre de 2021.- “Yo dejo de tomar cuando yo quiera”, afirma N* cuando alguno destaca su forma de beber alcohol: trabaja, cocina, ve películas, charla con amigos, siempre con una cerveza en la mano.
Entre el 20 y 30 por ciento de los michoacanos consume alcohol, pero las cifras están sesgadas por la normalización de esta práctica, el estigma que pesa sobre el consumo y la diversidad de manifestaciones del mismo, asevera Carlos Alberto Bravo Pantoja subdirector de Atención Médica, de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM).
Asimismo, es complicado identificar grupos de riesgo, pero el segmento poblacional de 15 a 25 años enfrenta el riesgo de suicidio asociado con la ingesta de bebidas embriagantes.
Por regiones, estudios del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) detallan que Apatzingán se localiza entre los municipios mexicanos donde se detecta una edad de inicio en el consumo de alcohol más temprana.
Tomar para olvidar, olvidar para tomar
Con un diagnóstico de trastorno de ansiedad, N* deja de lado su medicación para beber cerveza. Por las noches, cuando la ansiedad le impide dormir, en lugar de administrarse fármacos abre una botella de cerveza, o dos. Quizá tres.
Tras la conmemoración del Día Nacional contra el Uso Nocivo de Bebidas Alcohólicas. Alcohol, Salud Mental y Violencia, Bravo Pantoja explica que es difícil tener números reales sobre la prevalencia del consumo de alcohol porque para muchos se trata de una costumbre que permea la cultura popular y el comportamiento en familia y sociedad.
Tomar alcohol de manera regular está normalizado en la sociedad, lo que complica identificar ingratas graves, desadaptativas o de dependencia, señaló Carlos Alberto Bravo.
“Muchos se automedican con alcohol, recurren al alcohol cuando están tristes o ansiosos, a pesar que el alcohol es un depresivo del sistema nervioso, por lo que acentuará, contrario a la creencia popular, estos síntomas y condiciones”, indica.
Alrededor del 60 por ciento de quienes tienen un problema con su forma de beber alcohol cursaban un trastorno de ansiedad precio, no que muestra, de acuerdo con el subdirector de Atención Médica, lo que exhibe la necesidad de cambiar la percepción del consumo de bebidas embriagantes como una forma de aliviar la tristeza, el duelo, la depresión, la ansiedad, la pena, entre otros estresores.
Está normalizado el consumo de alcohol al punto que canciones, series, películas, dichos populares hacen alusión a esta sustancia como la vía para calmar los sentimientos negativos de las personas.
El estigma del alcoholismo
Las cifras estatales sobre la prevalencia e incidencia de alcoholismo proceden, en su mayor parte, de los pacientes que acuden a tratamiento, pero son muchos más los que no lo hacen, reconoce Carlos Alberto Bravo.
Entre las razones para no buscar ayuda cuando la forma de beber es un problema, destaca el temor ante el estigma.
“No es malo buscar ayuda, cuando no sabemos cómo superar una pena, una pérdida, un duelo, necesitamos buscar ayuda profesional”, refiere.
Sin embargo, en muchos sectores sociales aún es una afrenta tener que recurrir a la ayuda profesional, por lo que se precisa de una reingeniería del modelo de salud mental en el estado, de evitar los anexos, los centros de rehabilitación y la hospitalización prolongada, para preponderar la atención ambulatoria, donde el paciente permanece en casa y acude a tratamiento a un centro de salud, con lo que la hospitalización se deja para casos de emergencia.
No es sólo alcohol
“A veces, acompaño la cerveza con un toque, para ayudarme a dormir”, admite N*, una práctica que se replica entre muchos consumidores consuetudinario de alcohol: conjuntarlo con la ingesta de otras drogas lícitas e ilícitas.
“Cocaína, anfetaminas, marihuana, son algunas de las sustancias que suelen acompañar el consumo de alcohol. Además, no todos los que beben con regularidad tienen el mismo tipo de daño o afectación, y el mismo esquema de ingesta tiene diferentes efectos en distintos individuos”, expone Bravo Pantoja.
Depresión, ansiedad, cuadros psicóticos, accidentes viales y enfermedades sistémicas son algunas de las condiciones que suelen acompañar al consumo de alcohol, por lo que se les denomina patologías duales.
Esta acepción es fundamental para su tratamiento, ya que no es posible intervenir a un paciente por la ingesta de alcohol, sin considerar otras adicciones o enfermedades.
Tratar la causa, no el síntoma
Más aún, es necesario que el tratamiento no se limite a la desintoxicación del paciente, sino a la atención de las causas de las adicciones.
“Tenemos que trabajar en la reconstrucción del tejido social, porque podemos trabajar para ayudar a una persona a dejar el alcohol y otras drogas, pero si al cabo de unos meses se enfrenta nuevamente con las causas de su adicción, que no tiene empleo, que no va a la escuela, que su familia tiene carencias graves, recaerá y todo lo hecho será en vano”, asevera Carlos Alberto Bravo.
Ayudar a las personas a buscar otras formas de lidiar con los estresores y contribuir a generar ambientes que posibiliten el sano desarrollo de la personalidad son elementos indispensables para un combate efectivo contra las adicciones, concluye Bravo Pantoja.