Blindan Segob por posible manifestación de comuneros de Arantepacua

MORELIA, Mich., 5 de abril de 2025.- A ocho años de la incursión policial que dejó cuatro comuneros muertos, decenas de torturados y múltiples heridos en Arantepacua, comunidad del municipio de Nahuatzen, se prevé que este sábado habitantes de la localidad regresen a las calles de Morelia para exigir justicia; aunque se prevé que un contingente acuda a la Ciudad de México, no se descarta que otro grupo arribe a la capital michoacana.
En abril de 2024, durante la movilización conmemorativa por el séptimo aniversario de la masacre, la protesta terminó en un enfrentamiento frente a Palacio de Gobierno, donde comuneros, mujeres, niñas, niños, adultos mayores y periodistas fueron rociados con agua a presión y gas lacrimógeno. El hecho derivó en un operativo con más de 200 elementos antimotines que blindaron el recinto gubernamental.
Aquella jornada inició en Casa de Gobierno con consignas como “¡No ha habido reparación del daño!”, y se extendió con una caminata que culminó en el Centro Histórico. Los manifestantes realizaron pintas, bloquearon vialidades y denunciaron la impunidad del caso, en el que hasta la fecha no hay responsables sancionados.
Durante el mitin simbólico de 2024, se representó un juicio político contra el exgobernador Silvano Aureoles Conejo, el entonces secretario de Gobierno y actual fiscal general Adrián López Solís, y el exsecretario de Seguridad Pública Juan Bernardo Corona. En el acto quemaron figuras con sus rostros, lo que desató la respuesta violenta desde Palacio de Gobierno.

El saldo de aquella represión incluyó al menos dos personas detenidas y varios heridos por la exposición al gas lacrimógeno. Tras la liberación de los detenidos, los comuneros se replegaron.
Este sábado, aunque se comenta que la movilización se extenderá a la Ciudad de México, se prevé que las familias de Arantepacua marchen nuevamente en Michoacán, para reiterar su exigencia de verdad, justicia y reparación integral, en un contexto donde las heridas del pasado siguen abiertas y el dolor no ha sido atendido por las instituciones.