Michoacanas que rompieron la regla: las asesinas de sus propios hijos
MORELIA, Mich., 9 de mayo del 2016.- Entre marzo de 2014 y el 27 de abril de 2017, en Michoacán han fallecido seis niños a manos de sus madres, tres sobrevivieron a un intento de asesinato y las muertes de cuatro recién nacidos no se han resuelto.
Es decir, en los últimos tres años, seis pequeños han dejado de existir en hechos violentos a manos de quienes se consideran socialmente los seres con mayor conexión emocional con los menores y sus principales protectoras.
De los cuerpos de los bebes recién nacidos de Morelia, Álvaro Obregón, Zitácuaro y Puruándiro no se conoce información pública del reporte de desaparición o robo por parte de sus progenitoras.
Entre los casos que más consternación causaron entre la sociedad michoacana se encuentra el asesinato de un menor de dos años a manos de su madre adolescente, una joven de 17 años que, un 4 de marzo de 2014, llevó a su pequeño hasta un cerro, lo desnudó, lo asfixio con una bolsa y para asegurar la muerte de su pequeño, le cortó las venas, según informó la autoridad investigadora unos días después del crimen.
Ese mismo 4 de marzo también se conoció de la muerte de otro menor. Esta vez fue en Uruapan, lugar donde un pequeño falleció en el hospital a causa de los golpes que le propinó su madre. La homicida fue vinculada a proceso y después sentenciada a 23 años en prisión.
Ahora, en la capital michoacana, trascendió el triple asesinato de las niñas de la colonia Infonavit La Colina, en Morelia, presuntamente a manos de su madre, una profesora en servicio de nivel primaria y odontóloga cuya vida, a juzgar de sus vecinos, era apacible. La describieron como una madre amorosa y esposa dedicada.
Sin embargo, un lunes 21 de marzo de 2016 por la tarde, Martha Theresita Ch., presuntamente, tomó la decisión de acabar con la vida de sus tres menores hijas para evitar que al crecer sufrieran. Las golpeó con un martillo en la cabeza y después las asfixió con una bufanda, se reveló en la audiencia inicial.
A más de un año del asesinato, la presunta infanticida se encuentra recluida en el penal estatal David Franco Rodríguez, mejor conocido como el Mil Cumbres, y en un proceso que sigue suspendido por el amparo interpuesto por su abogado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por presunto padecimiento mental.
En la historia de los asesinatos también destacó la muerte de un pequeño por el descuido y agresiones de su madrastra en la colonia Ricardo Flores Magón, de Morelia, a finales de agosto. Su madrastra, y única mujer que conoció como madre al haber sido abandonado por su progenitora, lo amarraba de los pies y encerraba por días para que no se comiera la ofrenda que colocaba a la Santa Muerte.
Al momento de su muerte, el pequeño Julio llevaba un año viviendo a la buena de Dios y su madre, ya que su padre se encontraba recluido en un penal, privado del contacto de su abuela y familia paterna, se conoció en la audiencia pública.
Su madrastra se negaba a entregar al niño a su familia, a pesar que sentía rechazo por el niño y había recibido la reprimenda de su hermano para que lo devolviera.
Así, después de varios días sin comer ni beber y por falla orgánica, la madrugada del 26 de agosto de 2016 dejó de existir, y unos días después la mujer responsable de su cuidado fue vinculada a proceso y destinada a prisión preventiva.
Empero, aún quedan sin resolver los casos de los recién nacidos abandonados en la vía pública.