Marijó pidió auxilio y rezó antes de ser asesinada al sur de Morelia
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MORELIA, Mich., 3 de junio de 2024.- Antes de apagarse su vida para siempre, en Marijó también murió la fe en la humanidad, porque el hombre en el que puso su interés y otro más del grupo que la privó de la vida se quedaron sin hacer nada mientras era brutalmente pateada y asfixiada, incluso ignoraron su petición de auxilio y las oraciones que dijo antes de ser asesinada.
Los últimos momentos conscientes de Marijó los pasó al lado de Pablo Enrique N. -testigo con Criterio de Oportunidad- y le pidió encarecidamente ayuda. Jadeando y desmejorada.
"Diles que no me vayan a matar", imploró.
La respuesta fue pobre, pero quizás con la intención de ayudarle en su sufrimiento.
"Tranquila", le dijo Pablo Enrique.
Marijó, estudiante de la facultad de Veterinaria y originaria de Salvatierra, se encontraba a un lado del testigo, yacía con la cabeza hacia el piso del coche y las piernas en el respaldo del asiento. Estado en el que fue llevada por varios puntos de la ciudad en plena madrugada, sin que nadie se percatara de su presencia y el hombre que la llevó a esa situación tampoco hiciera algo.
El "tranquila", pocos efectos tuvo en el ánimo de Marijó, porque, según lo explicado en la teoría del crimen, la joven comenzó a temblarse y comenzó a rezar y pedir por su vida.
El hombre con el que se enganchó en Barezzito, amigo aparente de los imputados, sólo se limitó a observar y hasta la fecha se ignora su paradero. No abogó por ella. No la protegió y se la entregó a Alex Padilla, quién apenas salieron de Barezzito le puso unas cachetadas.
Marijó resistió con fortaleza, pero no era el objetivo golpearla, sino desaparecerla. Cómo un acto de iniciación para, Alexis Padilla-prófugo-, y a quien felicitaron los imputados Cristian José R., y Francisco O.
En la penúltima audiencia del caso, la asesoría victimal expuso que Alexis Padilla, Cristian José R., y Francisco O., sacaron a la joven del coche y la arrastraron hasta el predio La Virgen, en el camino Atecuaro, después Alexis le disparó y los dos ahora imputados lo celebraron.
"Lo hiciste bien, pero te falta hacerlo más con las manos", haciendo referencia a los golpes.
Después se fueron del lugar y llevaron hasta su fraccionamiento al testigo protegido, para asegurarse que conocían su domicilio y que si declaraba irían por él.
Pero ya sea por temor o por los avances de la investigación, Pablo Enrique N., declaró ante la Fiscalía y fue posible detener a dos, pero faltan de localizar Alexis Padilla y establecer la identidad del hombre a quién conoció Marijó y que también vio todo lo que sucedió.