Lago de Pátzcuaro: sequía silenciosa, de paso lento, pero constante
PÁTZCUARO, Mich., 19 de abril de 2024.- La pérdida del cuerpo del lago de Pátzcuaro no es una novedad para los locales, esta situación ha sido paulatina y en los últimos 70 años ha perdido entre 100 y 150 metros, en comunidades de Erongarícuaro.
Lo que un día fue playa en Oponguio y San Andrés, hoy es un parque infantil, con áreas verdes, resbaladillas y columpios y punto de encuentro de los vecinos, entre ellos Ismael, adulto mayor de 86 años, y su vecina Reyna, que recuerdan con melancolía lo que un día fue el lago.
Cada metro perdido del lago también representa un reto para los habitantes de estas dos comunidades purépechas, porque en Oponguio y San Andrés no hay agua potable. Nunca ha habido.
Reyna, de 50 años, tiene que acarrear agua todos los días en cubetas de 19 litros para su vivienda desde una noria cercana, perforada por los comuneros cuando la playa se fue ampliando al irse secando el lago.
En entrevista con Quadratín, Reyna relató: "nunca hemos tenido agua potable. Toda mi vida he acarreado agua, porque de aquí son mis papás, abuelos y yo, que ya me hice vieja".
Y es justamente esta condición, de no tener agua potable, que asegura los hace valorar más el líquido que otros que lo tienen con solo abrir una llave.
"Nosotros valoramos más el agua, porque no tenemos, tenemos que acarrearla y llevarla a la casa, unas cinco veces al día", dijo, agua que deben llevar entre pedregales, maleza, matorrales y otros obstáculos que la naturaleza misma le pone.
En la memoria de don Ismael y Reyna, así como de la tierra, queda lo que un día fue el lago de Pátzcuaro, de aguas cristalinas y sin contaminación.
El lago de los purépechas que se acercaba al patio de las casas ha comenzado a secarse, pero no es de este año, sino una sequía silenciosa, de paso lento pero constante.
A sus 86 años, Ismael recuerda que también aprendió el oficio de pescador y obtuvo usufructo del lago, pero la edad ya no se lo permite.
"Yo empecé a pescar en 1958 y ya dejé de hacerlo como en el sesenta y tantos". Ahora sale a caminar por la playa, cada vez más lejana, donde jugó, en sus años de infancia, y también donde crío a sus hijos.
Cuestionado sobre la sequía del lago, lamentó la problemática, pero no tiene una respuesta. No sabe qué es lo que ha llevado a la pérdida de su caudal, pero como muchos, sospecha que es por la sustracción del agua en pipas para las huertas, que hoy es vigilada por las autoridades.