La violencia y el crimen alcanzan a los jóvenes en Michoacán
MORELIA, Mich., 22 de noviembre de 2022.- La inseguridad y la violencia han dejado a los más jóvenes en una condición de vulnerabilidad tal, que, en la entidad, hay una cifra histórica de 326 casos de jóvenes de entre 16 y 19 años de los que se ignora completamente su paradero, además 108 han muerto de forma violenta en 2022.
El Registro Nacional de Personas Desaparecidas No Localizadas advierte que, de los cuatro mil 213 casos denunciados de jóvenes desaparecidos o ausentes, hasta ahora no se sabe nada del siete por ciento, es decir, no están huyendo ni su ausencia es voluntaria.
Y quienes no alcanzaron a huir de la violencia, los que fueron enganchados por el crimen organizado, que incurrieron en el consumo de sustancias o se encontraron en una situación ajena a ellos, acabaron muertos, 108 en el 2022, entre los que se encuentran casos como tres adolescentes muertos en Zamora y una menor de edad junto a su madre, en Apatzingán.
¿Qué sucede con las personas menores de edad, a qué se enfrentan en Michoacán?
“Como adultos somos responsables de todos los niños, no importa que no sean nuestros hijos, si los vemos en riesgo debemos brindarles ayuda”, asegura Diana Tejadilla Orozco, secretaria técnica del Consejo Nacional de Salud Mental, pero no en lo efectivo, en la realidad, la visión es distinta, son agentes vulnerables y, en muchos casos, tentación de los depredadores sexuales.
El contexto de desenvolvimiento de los menores de edad, de entre 12 y 17 años se ha tornado más agresiva, los espacios considerados seguros ya no lo son; en los hogares se comete el mayor número de agresiones sexuales contra este sector de la población en Michoacán, por actores cercanos como el padrastro, el abuelo o el padre biológico.
La escuela tampoco es necesariamente el espacio con menos riesgo, uno de cada 10 agresiones sexuales con fines o no de cópula, viene del profesor, además de resistir el famoso bullying y, en muchos casos la negación al derecho de recibir educación.
Y, en las comunidades, los jóvenes son todavía más vulnerables, ya sea para ser enganchados por el crimen organizado, que aprovechan los delincuentes porque muchos menores viven en hogares donde la omisión de cuidados es el pan de cada día o para hacerlos sus víctimas del delito.
Gerardo Armando Ortiz Alanís, encargado de acompañar a los colectivos de madres y familiares buscadores, explicó que en los casos más recientes recabados por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) se encuentran cinco jóvenes de entre 15 y 17 años, dos de ellos hermanos, desaparecidos en Uruapan.
Previo a la privación ilegal de la libertad de los adolescentes, un grupo criminal había secuestrado a los padres de ambos, es decir, ya habían vivido los efectos del delito y la violencia, pero por su condición económica, nuevamente la familia fue blanco de la delincuencia organizada.
Los hechos se suscitaron en Uruapan, “son dos hermanos de 15 y 17 años; comenzaron como un secuestro, les pidieron dinero a los padres, es una familia que previamente había sufrido secuestro, se habían llevado a los papás, como vieron que pagaban, volvieron por los hijos, sin embargo, por el tiempo transcurrido, desde que fueron privados de su libertad, pasó al ámbito de la búsqueda de personas desaparecidas”, comentó el funcionario de la Comisión.
Pero no son los únicos que actualmente buscan los colectivos de madres y familiares de personas desaparecidas, también hay casos de Morelia y Sahuayo, que datan de años como 2019, 2020 y 2021.
Los espacios adversos a las infancias y adolescencias derivan en problemas de salud mental, los lleva a vivir en constante terror, ansiedad, depresión e hiperactividad, que se vuelven un caldo de cultivo para entrar en conflicto con la ley penal.