La Venezuela del siglo 21 coyuntura política o construcción histórica
MORELIA, Mich., 27 de febrero de 2020.- El chavismo no llega a Venezuela en una nave espacial. Es un producto de la sociedad venezolana, entonces para conseguir explicaciones realmente analíticas y no solo políticas, hay que observar el proceso social de Venezuela que produce este resultado.
Así lo resumió Rogelio Altez, antropólogo e historiador y profesor en la Universidad Central de Venezuela (UCV), ante el cuestionamiento de si lo que ocurre actualmente en el país suramericano es por la coyuntura política, o algo que viene sedimentando sus bases desde hace años.
“Tenemos que conseguir en la sociedad venezolana las explicaciones estructurales y más profundas de lo que está pasando en el siglo 21. La condición más importante es observar cómo una sociedad es incapaz de producir herramientas críticas para entender su presente y pensar los resultados a futuro de decisiones equivocadas”, bosquejó el antropólogo.
Con tal aseveración coincidió Inés Quintero, historiadora y profesora de la UCV, quien afirmó que hay un conjunto de problemas que sí son particulares de este momento político, pero hay que verlo más allá: “una cosa es la coyuntura política como momento histórico, y otra es el proceso mediante el cual se construyó como realidad social”.
Frente a una democracia fallida y la explotación del bolivarianismo de parte de Hugo Chávez, un mecanismo que ya existía y que fue aplicado en diversos contextos sociales de diferentes países, surgió la posibilidad de que la sociedad se volcara hacia el apoyo de un militar y a la militarización del Estado como esperanza.
Así, comienza el uso de estrategias como la exacerbación de figuras históricas; tal fue el caso de Simón Bolívar, hasta llegar al punto de cambiarle el nombre al país.
“Estos personajes históricos terminan mitificándose y siendo totalmente ajenos a la realidad. Se sacan de su contexto histórico, de su entorno, para incorporarlos en una realidad que no tiene nada que ver. Todo lo que hizo, ideó, propuso Bolívar fue para su tiempo, por lo que hacer uso de lo que dijo, pensó o actuó en aquella época para legitimar un momento histórico, político distinto, es una distorsión del presente”, explicó Quintero.
La persistencia del Estado por promover figuras que deberían dejarse en su contexto histórico termina por generar un repudio social por los símbolos, de parte de los detractores de un sistema, como lo explicó Miguel Felipe Dorta, doctor en Historia Moderna y Contemporánea.
“La sociedad tiene un cúmulo de símbolos y el Estado los toma obligatoriamente para generar legitimación. Cuando eso ocurre y se entra a un clima político como el venezolano, donde la polarización es tremenda, empiezan a debatirse”.
¿Y cómo reconocer que se están exacerbando los símbolos?
“Estas formas de fascismo se representan con el uniformar los símbolos, el sentido único del pasado y la utilización de un liderazgo mesiánico encarnado en una sola persona. Junto a ello, todo el despliegue totalitario en el ejercicio del poder y en la forma de encapsular a la sociedad para evitar que haya disidencia, manifestaciones críticas, separaciones frente a esa uniformación. El chavismo es un fascismo venezolano, readaptado, resignificado, resimbolizado al contexto del siglo 21”, puntualizó Altez.
Respecto a la situación actual y el papel de la ciudadanía, explicó Altez que cuando una sociedad está siendo constantemente hostigada, presionada por un periodo sucesivo, se van despertando perfiles perversos, como por ejemplo, los que usan la comida como limosna, sujeta al respaldo, o también se dan otras realidades, como la migración de más de 4 millones de personas.
Además, contribuye a las condiciones violentas. En Venezuela, todo tipo de relación, la más elemental, es violenta. No en vano, las muertes en situaciones hostiles rebasan las 300 mil personas, lo que representa el 1 por ciento de la población del país.