La corrupción no está tipificada como delito: Alejandro Carrillo
MORELIA, Mich., 15 de agosto de 2023.- Pese a que la mayoría de los ciudadanos se queja de la corrupción, ninguno de los códigos penales la tiene prevista como concepto, menos tipificada como delito, afirma el Fiscal Especial en Combate a la Corrupción, Alejandro Carrillo.
Sin embargo, no hace la propuesta concreta para que la corrupción se conceptualice, se tipifique y se sancione como tal, ya que las penas establecidas para los delitos que encuadran en la corrupción parecen ser menores para lo que representa, de acuerdo a la conceptualización que hace.
En lo general, señala que la corrupción es una práctica que tiene distintas formas de conceptualizar y manifestarse y en el lenguaje común se manifiesta como el soborno, la mordida, el amiguismo y el influyentismo, prácticas presentes en el imaginario colectivo que ilustran cómo es percibida desde la sociedad.
En el ámbito académico, una de las definiciones más empleadas por su sencillez operativa y practicidad es la elaborada por Transparencia Internacional, organización que define a la corrupción como “el abuso del poder público para beneficio privado”.
Susan Rose-Ackerman, una de las especialistas en la materia, señala que la corrupción ocurre donde se cruzan la riqueza privada y el poder público. Esta autora, distingue entre la corrupción oportunista de bajo nivel por un lado y la corrupción sistémica que abarca a estructuras completas como la burocracia, los sistemas electorales y las estructuras gubernamentales, desde los niveles más bajos hasta los más altos.
Gianfranco Pasquino, define a la corrupción como “el fenómeno por medio del cual un funcionario público es impulsado a actuar de modo distinto a los estándares normativos del sistema para favorecer intereses particulares a cambio de una recompensa”. Para este autor, la corrupción y, especialmente aquella que se da en el ejercicio de la función pública, “es un modo particular de ejercer influencia: influencia ilícita, ilegal e ilegítima”.
En una línea similar, otros especialistas consideran que el origen de la corrupción radica en “la captura de las instituciones del Estado para utilizarlas con propósitos excluyentes y para conservar o incrementar el poder de un grupo sobre otros, ya sea con fines políticos o económicos, o ambos.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, hace énfasis en que la corrupción no solo ocurre en el sector público, sino también en el ámbito privado, propone entender a la corrupción como “el abuso de cualquier posición de poder, pública o privada, con el fin de generar un beneficio indebido a costa del bienestar colectivo o individual”.
Hace ya 20 años, la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción (2003), reconoció que la corrupción era una amenaza para el desarrollo, la estabilidad y seguridad de las sociedades, al socavar las instituciones y los valores de la democracia, la ética y la justicia y al comprometer el desarrollo sostenible y el imperio de la ley.