Jesús Reyna y Fausto Vallejo: de la amistad al desaire
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MORELIA, Mich., 19 de febrero de 2019.- Lo que en su momento fue unión, amistad, colaboración, proyecto, ahora se traduce en rechazo, desencuentro.
Y aunque en el discurso hacia afuera diga que atrás quedaron los odios, que no hay resentimientos, lo de Jesús Reyna hacia Fausto Vallejo se ve marcado.
Este martes, en el marco del 106 Aniversario del Ejército Mexicano, ambos ex mandatarios quedaron a un tris del encuentro cara a cara.
Sí, cara a cara, pero un encuentro que fue eludido por quien se sintió traicionado por su entonces jefe político.
Jesús Reyna, quien pasó casi cinco años de su vida a la sombra de la prisión y la presión federal, arribó tarde a la explanada de la 21 Zona Militar.
Para ese momento, ya decenas de comensales cubrían el sillerío habilitado para el acto.
Hombre nota, al igual que Fausto Vallejo, el oriundo de Huetamo fue asediado por un avispal de reporteros y camarógrafos.
Ahí, anunció que en los próximos días interpondrá la primera de cinco denuncias de hechos, esta por el delito de extorsión a su familia durante su arraigo en la entonces Seido.
En el mar de preguntas, brincaron los nombres de Alfredo Castillo y Fausto Vallejo, considerados los verdugos del jefe priísta, pero, abogado de formación y diestro en el oficio de la política, Reyna García afirmó que no iba contra nadie en específico, ni personal.
¿Ya buscó a Fausto Vallejo?, le inquirió la reportera, Verónica García.
"No, no lo he buscado", le respondió
¿Alguna de las denuncias van contra Fausto?, se le insistió.
Un "¡no!", tajante y rotundo como respuesta.
Reyna salió al paso de la entrevista y se dirigió hacia la parte baja del presidium, donde se instalaron los invitados en una tercia de mesas.
En una de ellas, Víctor Tinoco y Fausto Vallejo, los dos exgobernadores.
Paso obligado, Jesús Reyna rodeó la mesa por al lado contrario a Vallejo Figueroa.
Saludó a uno y luego a Tinoco Rubí, quien se levantó de su asiento para extender un abrazo y una palmada a Reyna García.
Medio mundo expectante para la reacción del encuentro, pero nada.
Reyna siguió, sin dirigir mirada alguna a Vallejo Figueroa, pese a estar a centímetros de él.
Nada de cortesías ni buenos tratos.
Solo el desaire.