Indigencia, un problema invisible por la cotidianidad
MORELIA, Mich., 26 de agosto de 2021.- Por situaciones diversas, han hecho de las calles y los espacios públicos su hogar. Despiertan, comen, conviven con otras personas, duermen y, a veces, se enferman o fallecen, en lugares donde se encuentran a la vista de todos, ocultos por el velo de la cotidianidad, como parte de la escenografía diaria. Son personas en situación de calle.
En la plaza Carrillo, se les observa en pequeños grupos que ocupan las bancas de cantera o que descansan al abrigo de sus improvisadas casas de campaña. Entre ellos se protege, se cuidan y, de ser necesario, se atienden. Permanecen alertas ante la presencia de intrusos, sean estos paseantes particularmente curiosos o elementos policíacos.
No es el único sitio donde se les puede detectar, también han hecho su hogar en los portales aledaños a la Catedral, que tienen el plus de los espacios de los cajeros automáticos, apto para dormir y resguardar sus pertenencias; en es plazas como El Carmen, Villalongín o Las Rosas, y se han extendido a otros puntos, como las inmediaciones del mercado San Juan.
Mientras recorremos la plaza Carrillo, arriba al lugar una patrulla de la Policía Municipal, con elementos especializados en atención a víctimas, lo que significa que se hacen acompañar por personal médico de emergencia. Uno de los indigentes que suelen pernoctar ahí está en malas condiciones de salud y requiere de atención médica en un hospital.
Pero no hay unidades médicas para su traslado, refiere el policía municipal que respondió al llamado. Una ambulancia podría tardar hasta una hora en llegar, si es que lo hace. y no es una situación nueva, los agentes especializados en atención a víctimas y el personal médico de emergencia que les acompaña deben enfrentar estas situaciones con sus propios medios, lo que a veces es suficiente, a veces, no.
No recuerda en qué período, pero sabe que últimamente ha aumentado la población en situación de calle. No será que se ha hecho más visible? No, hay más personas en las calles, sobre todo, hombres solos, algunos jóvenes aún.
Y la experiencia empírica pareciera respaldar su dicho: los portales aledaños a la Catedral, apenas cae la tarde, son ocupados por varias personas en situación de calle que se preparan para descansar sobre sus cobijas y cartones, a las puertas de los negocios o dentro de los espacios de los cajeros automáticos.
Las bancas de la plaza Villalongín sirven de cama a otras personas en indigencia, lo mismo que los arcos del Acueducto y algunos negocios, como un expendio de productos de limpieza que, al ser de autoservicio, permanece abierto las 24 horas.
Entre ellos se cuidan, se protegen y están alertas ante cualquier presencia inusual. Los paseantes les miran, mas no les ven, y transitan entre ellos como entre figurines de un escenario fijo. Y nuestra estadía debe terminar para evitar suspicacias de algunos que han identificado la cámara.